Bruselas, 24 abr (.).- Un informe elaborado por varias organizaciones ecologistas critica el incremento de las exportaciones de gas natural licuado (GNL) de EE.UU. a la Unión Europea desde la crisis de precios de la energía, que a juicio de esas plataformas medioambientalistas agrava la crisis climática y genera otros problemas medioambientales.
"El voraz apetito de la UE por el GNL tiene un grave coste para los derechos humanos, perpetúa la degradación medioambiental y exacerba las desigualdades sociales", declaró Enrico Donda, responsable de la campaña de gas de la ONG Food & Water Action Europe (Acción Europea por la Alimentación y el Agua).
Esa organización difunde el estudio junto con la plataforma Gas No Es la Solución, a la que pertenece la española Ecologistas en Acción.
El informe señala que el 17 % del total del gas importado por la UE en 2023 es GNL estadounidense obtenido mediante fracturación hidráulica (fracking), que se utiliza generalmente para la extracción de gas natural no convencional que se encuentra en las fracturas y los poros de ciertas formaciones geológicas, como el gas pizarra o "shale gas",
En concreto, esa técnica consiste en inyectar agua a grandes presiones junto con una serie de aditivos químicos, para provocar fisuras milimétricas en la roca por las que fluirá el hidrocarburo hasta llegar al pozo.
El 17 % indicado por el informe proviene de los datos de importaciones de gas en la UE y de producción del Departamento de Energía estadounidense (DOE), que indican que el 88% del gas fósil extraído en Estados Unidos en 2023 procede del "fracking", y los volúmenes totales de ese hidrocarburo importados por los Veintisiete.
Entre 2021 y 2023, las importaciones de GLN estadounidense en la UE se triplicaron y en el último ejercicio se situaron en 64.000 millones de metros cúbicos (64 bcm), lo que representa casi la mitad de las importaciones totales de GNL del bloque.
Los principales receptores fueron Países Bajos, Francia y España, con más de 38 bcm adquiridos, que representa "más del 60 % de todas las importaciones de la UE de gas natural licuado estadounidense.
"Al encerrarnos en contratos de GNL a largo plazo e invertir en nuevas infraestructuras de gas, traicionamos tanto nuestros compromisos climáticos como el imperativo de abandonar los combustibles fósiles", lamenta Food & Water Action Europe.
Según esa organización, las operaciones de fracking y GNL "no solo agravan la crisis climática, sino que también se cobran un alto precio en las comunidades de primera línea (...) de EE UU que residen cerca de los emplazamientos de fracking y de las terminales de GNL".
El informe también "expone la paradoja de los países de la UE", indican los autores, pues seis de los trece países importadores de GNL de la UE "han prohibido la fracturación hidráulica en su territorio por motivos medioambientales y sanitarios" pero "siguen importando gas fósil de fracturación hidráulica" de otras jurisdicciones.
"Mientras la UE asegura las importaciones de gas, hace la vista gorda ante las violaciones de los derechos humanos y apoya a regímenes autoritarios mediante nuevos contratos de gas", lamentan esas organizaciones medioambientalistas.
Consideran que la "solución" a los elevados precios de la energía y la transición a la descarbonización pasan por acelerar el acceso hacia "energías 100 % limpias" y "no por seguir profundizando en la dependencia de los combustibles fósiles sucios, que solo empeoran las injusticias sociales y el cambio climático mientras enriquecen a la industria de los combustibles fósiles".