Adrià Calatayud
Pekín, 9 mar (.).- El índice de precios al consumo (IPC) de China frenó su ritmo de crecimiento en febrero hasta un 0,8 % frente al mismo mes del año pasado, mientras que el indicador de la inflación mayorista tocó su máximo desde 2008, un 7,8 % interanual.
Los datos de la evolución de los precios en la segunda economía mundial divulgados hoy por la Oficina Nacional de Estadísticas apuntaron a tendencias contrapuestas, pero en un mes proclive a las grandes oscilaciones numéricas por el efecto del Año Nuevo lunar.
El IPC chino pasó de alcanzar en enero su mayor alza desde mayo de 2014, un 2,5 %, a caer en febrero a su nivel más bajo de los últimos dos años, igualado con el aumento registrado en enero de 2015 que fue, a su vez, el mínimo desde el 0,6 % de noviembre de 2009.
La agencia de estadísticas atribuyó en un comunicado ese agudo contraste a la mejora de la meteorología, por una parte, que hizo mejorar las cosechas y abarató los alimentos y, por otra, a las distorsiones que genera el Festival de la Primavera (como se conoce en China las vacaciones del cambio de año lunar).
Las estadísticas chinas suelen mostrar fuertes fluctuaciones a principios de año por el efecto estacional del Año Nuevo lunar, que cada ejercicio cambia de fecha y, por ejemplo, en 2016 empezó ya entrado febrero, mientras que este año arrancó a finales de enero.
Así, el aumento del consumo y el encarecimiento de muchos productos que se derivan de esa festividad se concentraron el año pasado en febrero y en 2017 se repartieron entre dos meses, lo que explica la baja inflación interanual.
Además, los precios alimentarios, que representan aproximadamente un tercio en la cesta del IPC, bajaron un 4,3 % con respecto a febrero de 2016, y los de las verduras se hundieron un 26 % gracias a un febrero con una meteorología favorable que propició una oferta inusualmente abundante.
Los precios no alimentarios moderaron ligeramente su incremento hasta el 2,2 % interanual, después de subir un 2,5 % en enero.
En el cómputo intermensual, el IPC chino incluso retrocedió un 0,2 % en febrero con respecto a enero.
La Oficina Nacional de Estadísticas señaló que la tendencia general de la inflación es "relativamente estable", puesto que se sitúa en un 1,7 % interanual en el acumulado de los dos primeros meses del año, tras cerrar 2016 en el 2 %.
El primer ministro chino, Li Keqiang, anunció el pasado fin de semana que el objetivo oficial de inflación minorista para este año es del 3 %, aunque el rápido encarecimiento de los precios al por mayor de los últimos meses podría abrir un nuevo frente de preocupación para las autoridades.
El índice de precios al productor (IPP), que mide la variación de los precios en el sector mayorista, aceleró su incremento en febrero hasta el 7,8 % interanual, nueve décimas más que en enero.
El IPP, que en septiembre de 2016 rompió una racha de más de cuatro años en deflación, prosiguió así su recuperación, reflejando la subida de los precios internacionales de las materias primas y la reducción de los excesos de capacidad productiva que han lastrado a la industria china en los últimos años.
La economista para China del banco HSBC Julia Wang advirtió, en una nota a clientes, de que merece más atención la secuencia intermensual del indicador, que subió un 0,6 % en febrero comparado con enero, frente al 0,8 % del mes previo.
"El impulso en los precios de producción se ha relajado desde el cuarto trimestre de 2016, pero sigue en un 0,6 % intermensual. El efecto base implica registros más altos en la primera mitad y más bajos en la segunda, aunque será la fortaleza del impulso secuencial la que determine los riesgos de la inflación en 2017", analizó Wang.
Desde la consultora Capital Economics, el economista Julian Evans-Pritchard sugirió en otra nota que es más probable que cualquier ajuste monetario de China "se deba a la preocupación por los riesgos del crédito más que por contener la inflación".