Río de Janeiro, 2 nov (EFE).- La presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff, afirmó hoy que pretende reducir la deuda pública del país para poder disminuir las tasas de intereses, que figuran entre las mayores del mundo en términos reales y son señaladas como las principales trabas al crecimiento nacional.
"Las tasas de intereses apenas bajarán si conseguimos mantener la trayectoria de reducción de la deuda pública del país", afirmó Rousseff, quien el domingo fue elegida como primera presidenta en la historia del país, con el 56 por ciento de los votos válidos, en una entrevista que concedió a la red de televisión Bandeirantes.
La ex ministra, primera economista en asumir el comando de la mayor potencia regional, dijo que mantendrá las tres bases que garantizan la actual estabilidad económica: "inflación bajo control, gasto público bajo control y régimen de cambio fluctuante".
"Creo que es importante garantizar esa estabilidad y buscar siempre ese trípode. Independiente de quién sea el ministro de Hacienda, puedo decir que yo seré la responsable por garantizar el mantenimiento de la estabilidad", dijo en entrevista a la red de televisión SBT, a cuyos estudios también acudió este martes.
Rousseff confirmó que su intención es reducir las tasas básicas de intereses desde el actual seis por ciento al año en términos reales (ya descontada la inflación) hasta un dos por ciento al año.
Agregó que para ello será necesario proseguir la política ya adoptada por el actual jefe de Estado y su mentor político, Luiz Inácio Lula da Silva, que consiguió reducir la deuda pública del equivalente al 60 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) en 2003 a cerca del 42 por ciento del PIB en la actualidad.
"En cuanto mas consigamos reducir esa relación entre la deuda pública y el producto, mas condiciones tendremos de reducir los tipos. Mi intención es proseguir esa reducción de forma gradual y sustentable", afirmó.
Los elevados tipos, además de encarecer el crédito al productor y al consumidor, vienen atrayendo capitales golondrina extranjeros, lo que ha provocado una apreciación del real frente al dólar y una reducción de la competitividad de las exportaciones brasileñas.
Rousseff dijo igualmente que mantendrá la política de Lula de elevar gradualmente el poder de compra de los trabajadores para estimular el consumo, cuyo crecimiento se ha convertido en el principal responsable por la fuerte expansión de la economía, que este año puede llegar al 7,3 por ciento.
"Considero que la apreciación del salario mínimo, el aumento de la oferta de crédito y el incentivo al trabajo formal son los grandes responsables por el aumento del consumo, y mi intención es expandir aún más el consumo", afirmó.
Aseguró que los brasileños pueden seguir consumiendo con la garantía de que el país está en un ciclo de crecimiento sustentable y dijo que en los próximos años la expansión no será de hasta el 7,5 por ciento como en 2010 pero con seguridad será elevada.
Afirmó que uno de los sectores que más impulsará será el del agronegocio, por tratarse de uno en los que Brasil ha demostrado más competitividad. "El agronegocio es estratégico, especialmente en un mundo que depende de alimentos. Somos el país con mayor productividad en el área y con una capacidad inmensa de abastecer de alimentos al mundo. Eso nos da una gran ventaja", dijo.
Agregó que la producción agrícola no puede ser amenazada, aunque advirtió que las reivindicaciones de los campesinos que piden reforma agraria no serán tratadas como un "problema de policía" sino como un "problema social".
"No es admisible que se repita Eldorado dos Carajás (en referencia a una matanza de campesinos que reivindicaban reforma agraria), pero tampoco es admisible invasión de propiedades productivas. Hay que tener un equilibrio en ese asunto", afirmó.
La presidenta electa aprovechó la entrevista para reiterar que pretende gobernar para todo el país y convocar a la oposición a unir esfuerzos en objetivos comunes como el crecimiento y la mejoría de la calidad de vida de la población.
Agregó que escogerá a los miembros de su Gabinete por criterios técnicos y políticos, y advirtió que no tendrá complacencia ni tolerancia con desvíos. "Quiero dejar claro que las personas que fallen serán investigadas y sancionadas", dijo. EFE