Shanghái (China), 7 dic (EFE).- Cerca de la mitad de las empresas de energías renovables de China ven con optimismo 2013 y esperan que su mercado nacional mantenga un rápido crecimiento ese año, aunque otro 9 por ciento de ellas teme encontrar cuellos de botella financieros, según un informe de la auditora Deloitte en el país.
Los efectos de la crisis de deuda en Europa seguirán perjudicando previsiblemente a las firmas chinas, sobre todo, de paneles fotovoltaicos, explicó el responsable de energías renovables de la auditora estadounidense para China, David Pearson, en una entrevista que recoge hoy el diario oficial "Shanghai Daily".
Con todo, Pearson se ocupa de todos los sectores que implican "tecnologías limpias", desde las renovables y el reciclado al transporte menos contaminante y a los sistemas de aumento de la eficiencia energética, y, en general, para todos ellos ve en China un panorama "muy optimista" para los próximos años.
"El número y la calidad de los empresarios chinos sigue creciendo, y el flujo de ideas y soluciones con tecnologías limpias probablemente es más fuerte que nunca", aseguró.
Reconoció, sin embargo, que, pese a las posibilidades que ofrece el incipiente y vasto mercado chino, las firmas pueden encontrar dificultades a la hora de financiarse, ya que el mercado de valores hasta la fecha está prácticamente cerrado para este sector, y las empresas de capital riesgo son también menos receptivas que antes.
A las características del mercado chino se suma el creciente esfuerzo de sus gobiernos locales por combatir sus graves problemas de contaminación medioambiental mediante el uso de tecnologías limpias.
Solamente en Shanghái, la capital económica del país, con 23 millones de habitantes, se invirtieron este año unos 10.300 millones de yuanes en combatir este problema (1.210 millones de euros, 1.630 millones de dólares).
Esto supuso un aumento de un 40 por ciento sobre el presupuesto combinado de los tres años anteriores para afrontar la polución.
Parte de ese presupuesto se está empleando en ayudar a las centrales térmicas a recortar sus emisiones contaminantes y a sustituir sus chimeneas por otras fuentes de generación de energía más limpias.
Además se invertirá en aplicar en las carreteras estándares de emisiones equivalentes al europeo Euro V para 2014, lo que se supone que sacará de las calles más de 60.000 vehículos altamente contaminantes.
La obligación formal de cumplir con los estándares de emisiones China V, equivalentes a los europeos Euro V, reduciría la cantidad de dióxidos sulfurosos que liberan los vehículos en cerca de un 80 por ciento en comparación con los estándares China IV, que se imponen, teóricamente, en la actualidad.
Sin embargo, aunque oficialmente Shanghái, Pekín y Cantón imponen estos estándares similares al Euro IV desde 2008, en la práctica el 74 por ciento de la contaminación local viene de los 280.000 vehículos (el 17 por ciento del total, en Shanghái) que ni siquiera cumplen los China I para gasolina ni los China III para queroseno. EFE