El ser humano es soñador por naturaleza. Existe, en todos nosotros, el deseo de cambiar el mundo para mejor. Nos encantan las utopías. Todos queremos ser constructores del futuro. En estos momentos, hay personas que sueñan con autos voladores, ciudades en Marte y robots inteligentes. Otros quieren vivir para siempre, acabar con las enfermedades y salvar al planeta. Es posible que, algún día, todo esto se logre. Después de todo, hay mucha gente trabajando en eso. Es solo cuestión de tiempo. Tarde o temprano, muchas de las cosas que hoy solo vemos en películas de ciencia ficción se convertirán en una realidad. Claro que también existe un sueño llamado Bitcoin. ¿De qué se trata este sueño en realidad? ¿Es Bitcoin una especie de Paypal (NASDAQ:PYPL) libertario que nos permite comprar un café? ¿Cuál es el punto de todo esto? ¿En serio necesitamos otra forma de pago?
Pocas cosas son tan perjudiciales como los dogmas. Los dogmas tienen la trágica particularidad de nublarnos la mente. Una vez que nos enamoramos de un dogma, ahí comienzan los peligros. No hay argumento que valga. Nos convertimos en fanáticos de una idea y nadie nos puede sacar de ahí. Sin embargo, por mucho que el hipopótamo pretenda ser una cebra, lo cierto es que eventualmente debe aceptarse como lo que es. Puede pintarse rayas para parecerse a una cebra. Puede decirles a los demás que es una cebra, pero la cruda realidad es que en algún momento debe aprender a ser feliz como un hipopótamo. Para alcanzar su verdadero potencial debe olvidar la fantasía y sincerarse. Si nació como hipopótamo, se parece a un hipopótamo, camina como un hipopótamo y se comporta como un hipopótamo, probablemente es un hipopótamo. El espejo puede ser cruel, pero siempre hay que escucharlo. Llega un momento en la vida cuando debemos dejar de vivir de ilusiones y aceptar lo que ven los ojos.
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