Bruselas, 24 jun (.).- El Tribunal de Cuentas de la Unión Europea (UE) avisó hoy de que los Veintisiete "tienen todavía muchos retos por delante para prepararse frente a una nueva crisis del gas", y rebajó el tono de "complacencia" del bloque comunitario sobre las medidas de emergencia para sortear la crisis de precios de 2021 y 2022.
"Dada su dependencia del gas extranjero, la UE no puede mostrarse complaciente con la seguridad del suministro. Los consumidores no tienen ninguna garantía de asequibilidad si se produce una situación de severa escasez en el futuro", dijo hoy el auditor del Tribunal de Cuentas João Leão, responsable del informe "Seguridad del suministro de gas en la Unión Europea".
El análisis repasa la crisis de precios del gas tras la pandemia de Covid, generada en gran medida por la utilización de ese combustible fósil como arma de guerra por parte de Rusia en el marco de la invasión a gran escala de Ucrania.
La caída de los bombeos rusos, que hasta entonces aportaba el 45 % del gas importado por la UE, creó problemas de suministro que desencadenaron una "crisis de asequibilidad" que llevó a los países de la UE a gastar 390.000 millones de euros sólo en 2022 para reducir el impacto en hogares y empresas, un muro financiero que sirvió para frenar el golpe, recordó el Tribunal de Cuentas.
"Aunque los precios experimentaron un fuerte aumento con costes significativos para las familias y las empresas, por suerte no sufrimos una importante escasez de gas", celebró el auditor jefe.
Los precios se acabaron estabilizando y a principios de 2024 cayeron a niveles anteriores a la crisis, aunque el gas se sigue pagando a día de hoy al doble de precio que en tiempos previos a la pandemia de Covid.
La Unión Europea tomó medidas para garantizar el suministro y la asequibilidad, como mejorar el almacenamiento de gas, reducir y agregar demanda y otras iniciativas para evitar subidas bruscas de precios, pero su impacto no puede acreditarse, sostiene el Tribunal de Cuentas.
Los auditores señalan, por ejemplo, que la UE alcanzó su objetivo de emergencia de reducir un 15 % la demanda de gas, pero no está claro que se debiera únicamente a la acción política o a factores externos como la carestía del hidrocarburo y a un invierno cálido.
"Del mismo modo, se cumplió la obligación de llenado de las instalaciones de almacenamiento de gas a escala de la UE, e incluso se superó el objetivo del 90 %. Sin embargo, esto solo refleja los niveles normales de almacenamiento antes de la crisis", añaden.
Los auditores también cuestionan la eficacia del precio máximo a las compras mayoristas de gas que tantas negociaciones entre los Veintisiete costó establecer o las compras conjuntas pilotadas por la Comisión Europea.
Ninguna de esas medidas ha demostrado haber contribuido a bajar los precios, señalan.
El Tribunal de Cuentas de la UE también advierte de que el bloque comunitario sigue presentando desafíos de cara a prepararse para otro período de turbulencias gasísticas y para asegurarse el suministro a largo plazo, como "una mayor dependencia de las importaciones de gas natural licuado (GNL) y la necesidad de descarbonizar una parte de su consumo de gas".
En ese sentido, los auditores recomiendan que la UE complete su "marco de asequibilidad de gas" diversificando e integrando más sus mercados y atendiendo la pobreza energética.
El Tribunal de Cuentas también anima al bloque a que corrija el hecho de que "muchos Estados miembros siguen siendo reacios a firmar acuerdos bilaterales de solidaridad" y de que algunos "incluso se plantearían cortar el suministro de gas a un vecino en respuesta a una emergencia" y que mejore la "transparencia" en la ejecución de los Proyectos de Interés Común.
Por último, y en clave climática, los auditores indican que la falta de avances en infraestructuras de captura y almacenamiento de CO2 pueden poner la seguridad de suministro a largo plazo pues la descarbonización es legalmente obligatoria para 2050.
"Los cuatro proyectos comerciales de captura, almacenamiento y utilización de carbono en funcionamiento en la UE pueden capturar, en conjunto, hasta 1,5 millones de toneladas de CO2 al año (...), una gota en el océano en comparación con los 450 millones de toneladas" que habría que secuestrar cada año hasta 2050 a través de esa tecnología para cumplir los objetivos climáticos de la UE", advierten.