Dublín, 19 feb (.).- El Ulster Bank, propiedad del banco británico NatWest, confirmó este viernes que cerrará de manera gradual durante los próximos años todas sus operaciones en la República de Irlanda, donde cuenta con 88 sucursales, 2.800 trabajadores y 1,1 millones de clientes.
NatWest explicó en un comunicado que la salida de Ulster Bank del mercado irlandés se produce después de una revisión interna efectuada el pasado año, que ha establecido que la entidad no será capaz de "lograr niveles aceptables" de rentabilidad para "nuestros accionistas a largo plazo".
El ministro irlandés de Finanzas y presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe, afirmó que "hoy es un día difícil" para el sector, aunque destacó que dos bancos de este país ya están en negociaciones con la matriz para adquirir activos de Ulster Bank.
"Después de 160 años sirviendo al público irlandés, hoy también es un día triste. Nuestros pensamientos están con los trabajadores de Ulster Bank a los que se ha confirmado el cierre del banco", agregó Donohoe.
NatWest señaló en la nota que las operaciones del Ulster Bank en la provincia británica de Irlanda del Norte no se verán afectadas por este proceso de cierre.
De momento, el Allied Irish (IR:AIBG) Banks (AIB) ha llegado a un acuerdo preliminar con NatWest para hacerse con una cartera de préstamos comerciales valorada en 4.000 millones de euros, mientras que el Permanent TSB ha mostrado interés en ciertos activos de pymes.
Ambos bancos están participados mayoritariamente por el Estado irlandés, después de la profunda reestructuración acometida en 2010 por el colapso del sector, que estuvo acompañada por un cuantioso rescate a la banca nacional.
Algunos analistas opinan que el Gobierno de Dublín, como accionista mayoritario de esas entidades, debe facilitar la creación de un nuevo banco que genere competencia en el mercado irlandés, dominado, sobre todo, por el AIB y el Bank of Ireland (IR:BIRG).
El sobrecalentamiento de la economía irlandesa fue uno de los factores que provocaron el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008 y el colapso del sistema bancario, lo que obligó a Dublín a pedir en 2010 un rescate por valor de 85.000 millones de euros al Fondo Monetario Internacional y la UE.
Aquella crisis también provocó la salida de otros bancos del mercado irlandés, como Bank of Scotland y Rabobank.