(Corrige título)
Estambul, 23 dic (.).- La depreciación de la lira turca se ha ralentizado en los últimos meses, al perder un 8 % desde el verano, circunstancia que, en combinación con una inflación galopante de más del 80 % interanual, amenaza con reducir las ganancias tanto de los exportadores del país euroasiático como del sector turístico.
Así lo explica a EFE el economista Emre Deliveli, al analizar la situación que afronta la economía de Turquía en un momento en que la moneda nacional tiende a estabilizarse tras sufrir dos años de fuertes devaluaciones, acumulando una pérdida del 50 % en 18 meses, hasta junio pasado.
Desde ese mes, la curva descendente de la moneda nacional se ha suavizado y muestra un retroceso de "solo" un 8 % en el último semestre de 2022, pese a que la inflación sigue siendo la más alta desde inicios del siglo.
Para Deliveli, esa conjunción de fuerte subida de los precios al consumidor con una depreciación relativamente moderada de la moneda revela que la lira turca se está estabilizando.
La poco ortodoxa política económica del Banco Central Turco, que siguiendo la línea marcada por el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, ha ido bajando los tipos de interés desde el verano tiene un fin declarado: incentivar el ciclo de consumo, gasto y empleo.
Subir los tipos de interés, el método clásico para frenar la inflación, incentiva el ahorro, frena el consumo y aumenta los despidos, y esto sería nefasto para el Gobierno antes de las cruciales elecciones de junio próximo.
La débil lira y el dinero barato, en cambio, hacen los productos turcos muy competitivos en el mercado mundial, lo que ha espoleado la exportación en los dos últimos años, como apunta Ankara con satisfacción.
Pero paradójicamente, la estabilidad de la lira perjudica a los exportadores, que deberían beneficiarse más del ciclo de crecimiento, señala Deliveli en conversación telefónica.
También el sector turístico que trabaja con agencias de viaje e ingresa divisas sale perdiendo, agrega el analista, dueño de un hotel familiar en la costa egea.
"Soy hotelero. Mis ingresos llegan en euros o libras esterlinas si negocio con un turoperador. Con la lira casi estable, lo que gano es lo mismo ahora que hace meses".
"Pero mis gastos son en liras: salarios, comida, cerveza... Y estos costes han subido un 120 % en un año por la inflación. Mi margen de ganancias se ha reducido", añade.
El experto estima que la tasa interanual de la inflación real se sitúa en torno al 120 %, superior a la oficial del 85 %, pero por debajo del 170 % que maneja un conocido grupo de economistas independientes, a su juicio poco realista.
El mismo fenómeno lo sufren los exportadores que hace un año se beneficiaban de un coste bajo de mano de obra y de materia prima local y que ahora ven como la inflación va erosionando sus ingresos y ahorros.
Este efecto se duplicará a partir de enero, cuando el salario mínimo se incrementará en un 54 %, una medida anunciada por el Gobierno ayer, jueves.
Sin embargo, si los empresarios ya no son ganadores de la situación, los trabajadores lo son mucho menos aún, ya que prácticamente la mitad de la mano de obra turca cobra efectivamente el salario mínimo, uno de los más bajos de Europa.