Mateo Sancho Cardiel
Nueva York, 12 may (EFE).- Wall Street volvió hoy a su última preocupación de moda, la rentabilidad de los bonos de deuda pública, y vivió una jornada de languidez con pérdidas moderadas solo sacudida por la compra multimillonaria de AOL por parte de Verizon (NYSE:VZ).
Los bonos de deuda estadounidense a diez años alcanzaron hoy su máximo nivel desde noviembre y los inversores se preocuparon de nuevo por la posibilidad de que, incluso antes de que los tipos de interés se alcen y exista la tentación de ahorrar en vez de invertir en bolsa, la opción del medio, la de comprar títulos públicos, sea más atractiva que unas cotizaciones volátiles.
Es significativo, por otro lado, que en noviembre, allá cuando la rentabilidad de los bonos estaba en los mismos niveles que hoy (2,258 %), el parqué ni pestañeó y, es más, estaba en uno de sus festivales de récords.
En cualquier caso, los tres índices parecen condenados en este segundo trimestre de 2015 a revolotear cifras todavía muy altas, pero en la cuerda floja entre perder sus conquistas y recuperarlas, sobre todo el Dow Jones (siempre arriba y abajo con los 18.000) y el Nasdaq (que saluda y despide intermitentemente a los 5.000).
Hoy Wall Street se dejó llevar también por el mimetismo con sus homólogos europeos, aunque con mucho menos drama: Fráncfort perdió un 1,72 %, Londres un 1,37 %, Madrid un 1,08 %, París un 1,06 % y Milán un 0,93 %, por lo que ese 0,20 % de Dow Jones sonó a rasguño en una jornada de heridas profundas.
En ese panorama en el que todas las noticias quedaban filtradas por cierta abulia bursátil neoyorquina, el único meneo lo dio a primera hora de la mañana una transacción comercial que quiere cambiar el panorama telefónico y de contenidos digitales.
Verizon, la más grande de las operadoras telefónicas de Estados Unidos, anunció hoy la compra por 4.400 millones de dólares de AOL, una vieja gloria del "boom" de las puntocoms reconvertida en especialista en monetizar contenidos digitales mediante la publicidad.
Como siempre en estos casos, la empresa comprada sintió el milagro de la salvación y subió un 18,62 % hasta superar el precio que Verizon había dicho que pagaría por acción como si fuera una buenísima oferta.
La compradora, que es la que asume los riesgos, dejó más bien frío a sus accionistas, de manera que los títulos perdieron un 0,36 %.