Mateo Sancho Cardiel
Nueva York, 8 may (EFE).- Wall Street vivió un gran viernes, con subidas superiores al 1 % en todos los índices, pero tras el tono celebratorio se escondía un poso de doble moral, pues los inversores basaron su euforia en un dato de empleo que, sin ser malo, sí disuade a la Reserva Federal de subir los tipos de interés.
El dato que hoy estaba destinado a marcar el día era el del informe oficial de empleo en Estados Unidos.
El Departamento de Trabajo anunció que la tasa de desempleo fue la menor desde mayo de 2008 pero se crearon en abril 223.000 nuevos empleos, lo que, empezando por las buenas noticias, supuso un gran ascenso desde el mes anterior, y terminando por las malas, no estuvo a la altura de los 250.000 que previeron los analistas.
En el parqué pudieron dar un brinco sin sentirse demasiado culpables.
Las cifras se colocaron en ese punto perfecto en el que marcan la recuperación de la economía pero sin estridencias que hagan pensar a la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) que es el momento de subir los tipos de interés y cerrar su política de protección de los mercados.
En las semanas anteriores, Wall Street se había mostrado más empático con el rumbo general de la economía: se preocuparon de verdad cuando el PIB resultó crecer cinco veces menos de lo esperado en el primer trimestre (un 0,2 %, concretamente) y también cuando, en esta misma semana, la cifra de solicitudes de desempleo se equipararon a las del año fatídico, 2008.
Pero las subidas de hoy sonaron a grito de liberación moral. El Dow Jones subió 260 puntos y sobrepasó de largo la barrera de los 18.000 (cerró en 18.191,11) y el Nasdaq rebasó por poco los 5.000.
Un empujón que purga las penas después de haber llegado a prácticamente borrar las ganancias de todo el año en los días anteriores.
Además, en una semana en que los mercados de valores, energía y divisas tuvieron un peso decisivo en el rumbo de las cotizaciones, el viento sopló a favor: el petróleo se recuperó tras el batacazo del día anterior, la deuda pública, que empezaba a ser demasiado rentable, redujo su porcentaje de ganancia y el dólar subió ante el euro.