Mateo Sancho Cardiel
Nueva York, 6 jul (EFE).- Aunque el domingo el desenlace fue la victoria del "no" a la propuesta de Europa para que Grecia pagara la deuda, Wall Street se inclinó por entender esta negativa como un paso más en las negociaciones y quedó solamente tocada por un desafío al Troika que sí hundió los precios del petróleo.
Desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) definieron como un suicidio el "no" en el referéndum de Grecia sobre si se aceptaban o no las condiciones que llevaban al país a un nuevo rescate y a medidas más restrictivas de austeridad.
Pero un día después, con la apertura de los mercados, en Wall Street nada se parecía a una caída sin red al vacío. Es más, aunque las pérdidas fueron notables en el inicio de la sesión, en un momento puntual los índices llegaron a registrar ganancias.
Al cierre de la campana los números eran rojos, pero las pérdidas eran prácticamente testimoniales: un 0,26 % en el Dow Jones, un 0,39 % en el selectivo S&P 500 y un 0,34 % en el Nasdaq.
Eran, sin duda, menores que en Europa, pero ni siquiera allí se vivió un drama extraordinario: Milán fue la más afectada, con un 4,03 % de desplome, pero Madrid, la hermana más próxima a Atenas, bajó un 2,22 %, notable pero no alarmante.
Fráncfort se dejó un 1,52 % y en Londres, cerca geográficamente pero ajenos al euro, las pérdidas eran de un 0,76 %. Es verdad que los líderes europeos han aceptado con más deportividad de la esperada el desplante griego, pero, una vez más, la reacción de los inversores fue sorprendentemente fría .
En el mercado energético, en cambio, cundió el pánico y el petróleo de Texas se depreció un casi un 8 % en solo una jornada. Es verdad que, mientras a Wall Street esta crisis le sorprendió en máximos históricos, en el mercado de crudo se vivían ya antes horas bajísimas por culpa del exceso de oferta de "oro negro" en todo el mundo.
El caso es que hoy el barril del petróleo estadounidense volvió a acercarse a los 50 dólares (en concreto, 52,53), el sector energético cayó casi un 2 % y, si bien también tuvo que ver con la posible reentrada de Irán en el mercado, marcó la bandera roja para la marea que viene después desde el Mediterráneo.