Mateo Sancho Cardiel
Nueva York, 6 may (EFE).- Aunque en Wall Street no sean muy adeptos de la filosofía, en 2015 parecen abocados al eterno retorno y hoy los índices sufrieron una nueva caída que borró prácticamente las ganancias cosechadas en lo que va de año y les acercó a los niveles del cierre de 2014.
Esta es la enésima oportunidad que el parqué neoyorquino se da para reiniciar el año y hacerlo de manera definitiva. Esta vez ha sido, en cambio, la más contrastada por los retos conseguidos (varios récords, incluso para el Nasdaq) y la rapidez con la que se han diluido.
Hoy el Dow Jones de Industriales cerró con poco más de 17.840 puntos. El 31 de diciembre se despedía con solo 22 unidades menos, mientras que el Nasdaq también reducía su porcentaje de ganancias en 2015 alrededor del 3 % y el S&P 500 un 1 %. Estos dos últimos índices se habían apuntado récords hace bien poco.
Las causas de esta caída fueron tres.
Por un lado, la rentabilidad de los bonos de deuda pública estadounidense, que hoy siguió creciendo hasta situarse en el 2,24 %, lo que disuada a los inversores con pocas ganas de riesgo de lanzarse al titubeante mercado de valores.
Por otro, se oyó también en Wall Street la frase de Truman Capote de que hay más lágrimas derramadas por las plegarias atendidas que por las no atendidas. Después de rogar por un dólar no tan hegemónico como para entorpecer el mercado exterior, hoy se debilitó el llamado "billete verde" y los efectos fueron igualmente perjudiciales para los mercados.
Además, el Oráculo de Delfos, es decir, los analistas, siguieron bastante despistados en cuanto a sus vaticinios sobre los indicadores económicos en Estados Unidos.
Después de que la semana pasada previeran un aumento del PIB del 1 % y finalmente fuera solo del 0,2 %, el informe de empleo ADP aseguró hoy que en abril se crearon 169.000 empleos en el sector privado, frente a los 200.000 que habían contemplado ellos.
Queda, no obstante, el informe oficial del viernes, el verdaderamente válido en estos casos.
Si el viernes se confirma la tendencia podría hundir más todavía a un parqué que ha vivido estas dos últimas semanas poniendo en tela de juicio la cacareadísima recuperación económica estadounidense. ¿Por fin un poco de realismo en Wall Street? ¿O son las lágrimas del millonario? No hay verdades absolutas en el parqué y nadie parece decidido a aplicar la duda metódica.