Mateo Sancho Cardiel
Nueva York, 13 mar (EFE).- Wall Street cerró hoy una incómoda semana en la que vivió, literalmente, las dos caras de la moneda, pues la fluctuación del dólar, cada vez más fuerte respecto a otras divisas internacionales, llenó de preocupación a los inversores y produjo un descenso semanal del Dow Jones del 0,59 %.
De viernes a viernes no suena la cifra tan dramática, a pesar de que este índice se aleja de los 18.000 puntos, y el Nasdaq, desde que probó las mieles del éxito el lunes pasado y tocó los 5.000 puntos, ha entrado en retroceso.
Lo preocupante es, en realidad, el despiste de los inversionistas ante todos los acontecimientos económicos que han pasado en los meses recientes, desde que abandonaron el piloto automático de los récords, y parecen ser ellos mismos los primeros incapaces de descifrar el clima económico global.
Igual pasó con el petróleo, cuya crisis pasó desapercibida para el mercado y no caló hasta que estaba bien instalada y ahí sigue, pues hoy el crudo estadounidense perdió la barrera de los 45 dólares el barril.
Esta semana, cual epifanía, en el parqué neoyorquino cayeron en cuenta de que el ritmo creciente del dólar en los últimos meses podía debilitar los mercados de valores y, como si aplicara de manera retroactiva, las acciones cayeron de manera desproporcionada.
Hoy el euro se cambiaba a 1,049 dólares, con la paridad que los analistas habían previsto para mediados de 2016 a tiro de piedra, y no hay nada que ponga más nerviosos a los operadores de bolsa que el hecho de que los analistas se equivoquen.
En consecuencia, hubo en estos últimos días en el Dow Jones caídas de más de 300 puntos o, como la de hoy, de casi 150, recuperaciones parciales un día de más de 250 unidades o de casi 140. Todo ello como reflejo, quizá, de 3 centavos de dólar por euro. "La guerra de las divisas", la han llegado a llamar.
En cualquier caso, el doble filo de una moneda tan fuerte se sumó a lo que, en 2015, ha sido una concatenación de disgustos en Wall Street: además del petróleo y el dólar, Wall Street ha vivido el drama de Grecia y la consiguiente incertidumbre en Europa, con programa de compra de bonos de deuda incluido.
Pero la preocupación por el dólar parece estar sujeta a que llegue la primavera y vuelva a los escenarios la estrella dramática nacional de Estados Unidos: la Reserva Federal, que cierra su carrera como estímulo oficial de los mercados con la inminente descongelación de los tipos de interés.