Por Angus Berwick
MADRID (Reuters) - Pasar el tiempo en una pensión no era lo que la nueva generación de políticos españoles esperaba cuando entraron en el parlamento después de que las elecciones de diciembre abrieran una grieta en el tradicional bipartidismo español.
Pero tres meses más tarde, diputados procedentes de todo el país, alojados en las calles en torno al Congreso, están aún en el limbo ya que los partidos han sido incapaces de armar una coalición que permita que se forme un gobierno.
Su llegada, consecuencia del cansancio de los votantes de las políticas de austeridad y los escándalos de corrupción entre los partidos tradicionales, ha supuesto una brisa de aire fresco tras el duopolio que han mantenido el PSOE y el PP desde la transición democrática española.
Pero la amenaza de unas nuevas elecciones, en caso de no lograrse un acuerdo de gobierno, podría frenar las ambiciones de reformar un sistema político cansad
"Es una sensación de inestabilidad, de que no sabemos lo que va a pasar en los próximos meses", dice Ángela Rodríguez, de 26 años, que pasa el tiempo en habitaciones de pensiones y pisos de amigos, sin instalarse en un alquiler definitivo.
Lo cierto es que hay pocas señales que alienten a los diputados como Rodríguez a tomar decisiones más a largo plazo sobre su vivienda.
Las líneas rojas apenas se han movido en estos meses. Todos los partidos descartan apoyar al PP, que perdió la mayoría parlamentaria en diciembre y defiende una gran coalición con PSOE y Ciudadanos.
Podemos y el otro partido emergente, la formación liberal Ciudadanos, se vetan mutuamente, complicando el plan de los socialistas para montar un gobierno "de cambio". Los líderes tienen hasta el 3 de mayo para formar un gobierno o en caso contrario se convocarían unas elecciones que según las encuestas daría un Congreso igual de fragmentado.
FRUSTRACIÓN
En el madrileño Barrio de Las Letras, los dueños de las pensiones dicen que hay un flujo constante de políticos en sus habitaciones.
"Me imagino que no son del PP", dijo Alejandro Merino, recepcionista en el Hostal Alexis, en la cuarta planta de un edificio encima de un gimnasio. "Son respetuosos y tranquilos," añade.
Tras el cierre del Congreso todos los días, los bares y restaurantes se llenan de políticos de todas las confesiones.
Enric Bataller, del grupo Compromís, aliado de Podemos, dice que es un ambiente de "college" universitario.
En cualquier caso, los diputados dicen que el estancamiento político ha comenzado a pasar factura. "Evidentemente hay frustración", dice María Such, diputada socialista por Valencia y miembro más joven del Congreso.
"Porque tenemos la responsabilidad de hacer las políticas y nos imposibilita porque la situación está bloqueada", dice en referencia a las dificultades para aprobar nuevas leyes en este contexto.
PERDIENDO LA FE
Los diputados dicen que con el retraso en la formación de Gobierno se corre el peligro de alienar a unos electores más entusiastas que en anteriores comicios, sobre todo entre los jóvenes, los más castigados por el elevado paro español
"Es un mal mensaje que estamos enviando las fuerzas políticas", dijo en una entrevista Miguel Vila, diputado de Podemos por Burgos.
Antes de asumir su nueva profesión, Vila, de 32 años, trabajaba de cámara de televisión en el parlamento.
Dice que su paso al otro lado de la lente representa la decisión de muchos españoles frustrados por la crisis de tomar cartas en el asunto al ver "cómo los representantes del viejo bipartidismo hacían política de espaldas a la gente".
La vida de pensión en pensión tiene inconvenientes, según reconoce, pero lo considera irrelevante comparado con el riesgo de que el bloqueo gubernamental dañe el impulso de los nuevos partidos.
"Mientras no haya un gobierno de cambio real que revierta las políticas económicas y los recortes del gobierno del PP de los últimos años, realmente está perdiendo la ciudadanía", dice Vila.