Por David Alire Garcia
21 ago (Reuters) - Bernardo Arévalo triunfó en la segunda vuelta presidencial del domingo en Guatemala, pero ya está en marcha una amarga batalla postelectoral, con adversarios maniobrando para acabar con su partido y lanzar una ola de órdenes de arresto que en última instancia podría apuntar a él.
El hijo de un expresidente con mentalidad reformista, quien para muchos encarna las esperanzas democráticas en un país donde los dictadores proyectan una larga sombra, ganó por abrumadora mayoría gracias al apoyo generalizado a su mensaje anticorrupción.
Los resultados preliminares muestran que Arévalo obtuvo el 58% de los votos, muy por delante del 37% de su rival Sandra Torres, una exprimera dama que buscó llevar una coalición favorable al establishment a la victoria en el país más poblado de América Central.
Pero mientras el exdiplomático de 64 años disfruta de una victoria que parecía casi imposible hace solo un par de meses, los fiscales han señalado que no cesarán en su lucha contra el partido de centroizquierda Semilla, de Arévalo.
El partido fue acusado de falsificar algunas firmas cuando se formó en 2017. Pero desde que surgió como un contendiente serio a fines de junio, los fiscales y un juez controvertido presionaron para cancelar la personería jurídica del partido, aunque hasta ahora la máxima corte -la Corte de Constitucionalidad- rechazó el intento.
"No descartamos allanamientos, no descartamos órdenes de aprehensión, no descartamos solicitudes de antejuicio [levantar fueros] después del 20 de agosto", dijo a periodistas la semana pasada el destacado fiscal Rafael Curruchiche, antes de la votación.
Curruchiche ha sido acusado de corrupción por el Gobierno de Estados Unidos, pero es probable que se quede, junto con la procuradora general Consuelo Porras, cuyo mandato termina en 2026.
El apoyo de Estados Unidos puede resultar crucial para garantizar que Arévalo pueda asumir el poder sin problemas el 14 de enero.
Tres fuentes con conocimiento directo de las conversaciones detrás de escena dijeron a Reuters que se estaban considerando nuevas sanciones financieras de Estados Unidos contra funcionarios en Guatemala, en caso de que intenten bloquear la victoria de Arévalo.
La elección se desarrolló en un contexto en que la derecha reaccionó contra una campaña anticorrupción, que terminó hace cuatro años, con acusaciones de que quienes estaban detrás habían violado la soberanía guatemalteca y abusado de su poder.
"Estaríamos frente a otro Gobierno de corte socialista", dijo Ricardo Méndez, un influyente conservador que hace una década fundó la Fundación contra el Terrorismo, una fuerza clave que impulsa casos penales que han tenido como objetivo a jueces y fiscales anticorrupción.
"En Guatemala, la lección se demuestra claramente: a toda acción hay una reacción, de manera inversa y con la misma fuerza", dijo. "No nos quedaremos con los brazos cruzados".
Además de las nuevas sanciones de Estados Unidos que podrían impedir que las personas seleccionadas usen incluso cuentas bancarias locales, una fuente diplomática dijo que Washington también está considerando suspender las importaciones de azúcar de Guatemala si se realizan esfuerzos sostenidos para impedir que Arévalo asuma el cargo.
Guatemala es uno de los 10 principales exportadores de azúcar del mundo, con envíos el año pasado valorados en alrededor de 800 millones de dólares.
CORRUPCIÓN SISTÉMICA
Thelma Aldana, exfiscal general anticorrupción, es optimista de que el triunfo de Arévalo puede revivir la lucha contra la corrupción.
Elogió la colaboración internacional durante su tiempo en una comisión anticorrupción respaldada por la ONU en Guatemala que procesó con éxito docenas de casos de corrupción, incluido uno que derrocó a un presidente en funciones en 2015.
Pero el organismo, conocido como CICIG, fue disuelto en 2019 por otro presidente que había estado implicado en el financiamiento ilícito de campañas.
"En Guatemala, la corrupción es sistémica, y está diseñada estructuralmente", dijo desde Washington, donde vive exiliada, como casi 40 jueces y abogados más que huyeron para evitar ser encarcelados. "Le expusimos a la población, le dimos a conocer a la población, como sus gobiernos les han robado".
"Un Estado diseñado para la corrupción, pero además para la impunidad".
De cara a una transición de cinco meses que el presidente saliente Alejandro Giammattei prometió ocurrirá sin contratiempos, el escritor guatemalteco-estadounidense Francisco Goldman también espera que los enemigos de Arévalo sigan luchando, en algunos casos por su propia supervivencia, pero tiene esperanza.
"Tomará mucho tiempo revertirla", dijo, refiriéndose a la corrupción arraigada. "Pero el país no es pasivo, conoce sus derechos y sabe que se merece algo mejor".
(Reporte de David Alire en Ciudad de México; reporte adicional de Sofia Menchú en Ciudad de Guatemala; editado en español por Ana Isabel Martínez)