MADRID (Reuters) - La Audiencia Nacional condenó el miércoles a once exdirectivos de la sociedad filatélica Afinsa por la estafa piramidal de compraventa de sellos que hace una década dejó un agujero de más de 2.000 millones de euros afectando a miles de personas.
Los condenados, a quienes se les han impuesto penas de entre dos y doce años de prisión por delitos que van desde la estafa al blanqueo o el falseamiento de cuentas, deberán indemnizar a los estafados con 2.574 millones de euros.
El presidente de la compañía, Juan Antonio Cano, recibe la mayor condena - 12 años y diez meses de prisión y una multa de 240.000 euros- seguido del fundador, Albertino de Figueiredo (11 años y 174.000 euros) y de su hijo y consejero, Carlos de Figueiredo (11 años y 11 meses y 198.000 euros).
Uno de los condenados es el jurista de la organización, José Joaquín Quintana, que compatibilizaba su puesto con el de la jefatura de la Abogacía del Estado del Tribunal Superior de Justicia de Madrid hasta la intervención judicial de Afinsa. El tribunal le condena a seis años y tres meses de prisión.
En una sentencia que acepta gran parte de las tesis de la Fiscalía Anticorrupción, solo dos de los acusados quedan absueltos.
En la sentencia, de 174 folios, el tribunal considera probado que los acusados captaron masivamente dinero de pequeños ahorradores entre 1998 y su intervención en 2006. Los afectados, muchos de ellos personas mayores que habían invertido sus ahorros de reserva o jubilaciones, se organizaron a través de distintas plataformas y han mantenido una persistente lucha en la calle con manifestaciones constantes durante los últimos diez años.
"Eran pequeños ahorradores procedentes de clases medias, que seguían los consejos de los activos agentes comerciales de la compañía, profesionales sobreintegrados en la subcultura de la organización, hasta el punto de atraer y hacer caer a familiares, amigos, vecinos y conocidos en la red especulativa tejida por los administradores de aquella", señaló el Tribunal.
La organización, que a la fecha de la intervención judicial tenía 190.000 clientes, comercializaba sellos que se comprometía ha recomprar prometiendo una rentabilidad muy superior a la del mercado aduciendo que la filatelia siempre se revalorizaba.
"Los administradores de Afinsa lograron levantar un espacio económico cerrado con sus clientes, que denominaron mercado de valores filatélicos y que funcionaba de modo separado del mercado del coleccionismo, con precios muy superiores que fijaba la compañía", señaló la sentencia que explicó que Afinsa era un negocio inviable y sin sentido económico.
"Todo ello es un relato imaginado, que solo inversores no informados y crédulos podían aceptar sin reserva", señala la sentencia sobre una de las estafas más relevantes que han pasado por los tribunales españoles.