Por Alastair Macdonald y Foo Yun Chee y Ingrid Melander
BRUSELAS (Reuters) - La policía belga buscaba el jueves a un "tercer hombre" filmado en el aeropuerto de Bruselas con dos terroristas suicidas de Estado Islámico, mientras los investigadores acumulan pruebas de que la misma red yihadista estuvo involucrada en los atentados de noviembre en París.
Cuando la presión aumenta para que Europa mejore la cooperación contra el terrorismo, los ministros de Interior y Justicia de la UE mantendrán una reunión de emergencia para dar una respuesta conjunta a los ataque del martes en Bruselas, en los que murieron al menos 31 personas y hubo 270 heridos.
El primer ministro francés Manuel Valls pidió una "fuerte respuesta europea", pero oficiales dijeron que muchos estados, incluido Francia, retienen la información más importante a pesar de la voluntad de compartir inteligencia.
El presidente de Turquía criticó a Bélgica por no seguir el rastro de Brahim El Bakraoui, un ladrón exconvicto belga que fue deportado el año pasado y que se hizo explotar en el aeropuerto el martes una hora antes de que su hermano Jalid, también exconvicto, matara a unas 20 personas en la estación de metro de Maelbeek en el centro de la ciudad.
Fuentes de seguridad dijeron a medios belgas que el otro suicida en el aeropuerto era Najim Laachraoui, un veterano combatiente belga islamista en Siria sospechoso de fabricar cinturones explosivos para los ataques de París de noviembre y que también detonó una maleta bomba en el aeropuerto.
El tercer sospechoso filmado por las cámaras de seguridad del aeropuerto cuando empujaba un carrito de equipaje en el vestíbulo de salidas del aeropuerto junto a Laachraoui y Brahim El Bakraoui, es ahora el objetivo de las búsquedas policiales. El hombre con gafas, chaqueta color crema y sombrero negro huyó del escenario, dijeron fiscales federales, y una tercera maleta bomba, la más grande de las tres, fue detonada después cuando los artificieros limpiaron el área.
La cadena pública RTBF dijo que los investigadores ahora sospechaban que un segundo suicida estuvo involucrado en el ataque en el metro cerca de la sede de la Comisión Europea. El hombre fue grabado por las cámaras de seguridad llevando una bolsa pesada, pero su identidad no se conoce y no estaba claro si había muerto o se había escapado.
CRÍTICAS DE EEUU
El secretario de Defensa de EEUU Ash Carter dijo que la matanza en la capital de la Unión Europea, no lejos de la sede de la OTAN, mostró que los aliados europeo de Washington deberían hacer más para combatir a Estado Islámico junto con Estados Unidos en Oriente Próximo.
"El acontecimiento en Bruselas muestra aún más a los europeos que, al igual que hemos acelerados nuestra campaña para derrotas a ISIL en Siria e Irak, ellos necesitas acelerar sus esfuerzos y unirse a nosotros", dijo Carter a CNN, usando el acrónimo de Estado Islámico.
La precandidata demócrata Hillary Clintos criticó la falta de cooperación entre países europeos, diciendo que la UE carecía de un sistema de intercambio de datos de pasajeros o un centro conjunto de inteligencia para compartir información.
Las víctimas tienen más de 40 nacionalidades diferentes, atrayendo apoyo internacional durante los tres días de luto para la cosmopolita ciudad.
El presidente de EEUU Barack Obama ofreció "cualquier asistencia que podamos dar" a Bélgica para llevar ante la justicia a los atacantes que hayan sobrevivido.
Washington anunció que el secretario de Estado John Kerry visitaría Bélgica el viernes para mostrar su solidaridad.
El gobierno belga evitó las críticas del presidente turco Tayyip Erdogan, diciendo que el mayor de los hermanos Bakraoui, de 29 años, no había sido deportado a Bélgica sino a la vecina Holanda. Responsables han dicho que, al igual que en el caso de uno de los suicidas de París, no podían detener a supuestos milicianos expulsados de Turquía sin pruebas claras de que han cometido un delito.
"Bélgica ignoró nuestra advertencia de que esta persona es un combatiente extranjero", dijo Erdogan de Brahim El Bakraoui, que fue detenido cerca de la frontera siria y deportado el pasado julio.
La cadena pública flamenca VRT dijo que el suicida había sido puesto en libertad de una prisión belga en 2014 tras cumplir cuatro años de una condena de 10 por robo a mano armada. Se saltó dos comparecencias de la condicional el pasado junio y se ordenó que regresase a prisión en agosto, pero la policía no pudo encontrarlo.
El caso resalta el problema al que Bélgica se ha enfrentado, donde 300 personas han luchado en Siria, el contingente más grande de Europa en relación con su población nacional de 11 millones.
El ministro de Asuntos Exteriores Didier Reynders, que lidera los esfuerzos para contrarrestar las críticas internacionales a las políticas belgas para contener la violencia extremista entre su comunidad musulmana que supone un 5 por ciento de la población, dijo que la seguridad debía mantener un equilibrio con los derechos civiles.
El martes, el precandidato republicano de EEUU Donald Trump sugirió que la tortura podría usarse contra los sospechosos de terrorismo.
Bélgica, que ha desplegado aviones de guerra para las operaciones de la coalición en Oriente Próximo, ha aumentado la inversión en servicios policiales y de inteligencia desde que 130 personas murieron en Paris el 13 de noviembre en los ataques planeados por extremistas residentes en Bruselas.