Por Linda Sieg
TOKIO (Reuters) - El emperador japonés Akihito viaja el miércoles a la isla nación de Palau, donde visitará un campo de batalla de la Segunda Guerra Mundial, en un nuevo intento por curar las heridas de un conflicto que sigue presente en Asia 70 años después de su fin.
Unos 10.000 japoneses, que combatían en nombre del emperador Hirohito, padre de Akihito, murieron en 1944 durante dos meses de combates en la pequeña isla de Peleliu, en Palau, junto a unos 1.600 soldados estadounidenses.
Sin saber que Japón se había rendido el 15 de agosto de 1945, 34 soldados nipones permanecieron escondidos en la jungla hasta abril de 1947.
Además de recordar a los muertos en su país, Akihito ha buscado la reconciliación con sus antiguos enemigos. En 1992 se convirtió en el primer monarca japonés reinante en visitar China, donde los recuerdos de la guerra aún duelen.
Akihito y la emperatriz Michiko celebraron el 60 aniversario del fin del conflicto con un viaje al territorio estadounidense de Saipan, escenario de una dura refriega en 1944.
A sus 81 años, son muchas las veces en que, con su característica voz baja, ha instado a sus compatriotas a que no olviden los sufrimientos de la confrontación bélica.
Sus palabras han recibido cada vez más atención en un tiempo en que el primer ministro, Shinzo Abe, parece estar defendiendo un tono menos apologético en relación al pasado de Japón.
Miembros del menguante grupo de veteranos nipones agradecen estos viajes reales.
"Sentíamos que teníamos que luchar por el país, el emperador y nuestras familias", dijo Masao Horie, superviviente de la fracasada campaña en Nueva Guinea, donde murieron más soldados japoneses de hambre y enfermedades que en combate.
"Estoy realmente agradecido al emperador por ir a lugares como Saipan y Palau", dijo Horie, de 99 años, a Reuters.