Por Lincoln Feast y Gernot Heller
CAIRNS Australia (Reuters) - Mientras el Grupo de las 20 (G20) principales economías se reúnen para cambiar poco menos que el "destino" de la economía mundial, sus miembros permanecen divididos sobre cómo conseguirlo con Alemania retrocediendo ante los llamamientos de Estados Unidos por un mayor estímulo estatal.
El ministro del Tesoro australiano, Joe Hockey, abrió la reunión con sus homólogos esbozando un ambicioso proyecto para impulsar el crecimiento mundial, apuntalando el sistrema bancario y cerrando agujeros fiscales que aprovechan las multinacionales.
"Tenemos la oportunidad de cambiar el destino de la economía global", dijo Hockey, que en febrero lanzó una campaña para añadir 2 puntos porcentuales al crecimiento mundial para 2018 como parte de la presidencia de Australia del G20.
La meta ha parecido cada vez más lejos a medida que miembros como China o Japón, Alemania o Rusia se han opuesto en los últimos meses. Esta misma semana La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) recortó sus previsiones de crecimiento para las principales economías.
El llamamiento del secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew, para la zona euro y Japón para hacer más par impulsar la demanda y revivir la actividad, apuntó a Alemania como un país que tiene más margen para maniobrar gracias a su superávit comercial, pero tuvo una fría respuesta.
"No acordaremos estímulos cortos de miras", dijo un delegado alemán en el G20, aduciendo que muchos países tenían todavía una deuda demasiado alta para permitirse un mayor gasto público.
Berlín ha recibido cada vez más presión para que permita a la zona euro reducir la austeridad fiscal y estimular su economía a través de más gasto público o menores impuestos.
La perspectiva de crecimiento no se ha visto acompañada por la geopolítica, que vive tensiones por los combates en Oriente Próximo y la disputa de Rusia y Ucrania.
Hockey dijo que Australia, que es la anfitriona del G20 este año, había buscado respuesta de los otros miembros sobre si Rusia debería asistir a las reuniones de líderes en Brisbane en noviembre.
Hubo llamamientos para que el presidente Vladimir Putin no acudiera a la cumbre por sus acciones en Ucrania.
Pero el consenso mayoritario era que había que dejar abierta la puerta a Rusia, dijo Hockey.