Por David Douglas
(Reuters) - Los factores genéticos, que varían con la edad, favorecen la aparición del insomnio en los niños y los adolescentes, según asegura un equipo de Estados Unidos y Reino Unido.
"Los resultados de nuestro estudio sugieren que los factores que provocan el insomnio no son los mismos en los jóvenes de distintas edades. Habría que individualizar el tratamiento de acuerdo con la edad porque la efectividad aumenta o disminuye en las distintas etapas del desarrollo", dijo el doctor Philip R. Gehrman, de la Universidad de Pensilvania, Filadelfia.
En la revista 'Sleep', el equipo de Gehrman publica que la prevalencia de los síntomas del insomnio oscila entre el 4 y el 41 por ciento en la niñez y la adolescencia. Pero no se conoce mucho más.
Los autores convocaron a 739 pares de gemelos monocigóticos y a 672 pares dicigóticos. Tenían alrededor de ocho años al inicio del estudio y el equipo los controló a los 10, 14 y 15 años. Los modelos de variables múltiples revelaron que las características genéticas basales favorecían la aparición del insomnio en los demás controles, mientras que en el segundo período aparecieron nuevas influencias genéticas.
"Nos sorprendió que los factores genéticos no fueran estables en el tiempo, de modo que la influencia de los genes dependería de la etapa del desarrollo de cada niño", dijo Gehrman.
"El insomnio juvenil está moderadamente asociado con la genética, pero ciertos factores genéticos cambiarían con la edad".
Los síntomas del insomnio se mantuvieron durante los intervalos de las evaluaciones, pero fueron disminuyendo significativamente (del 31,2 al 16,6 por ciento). Al aplicar los criterios diagnósticos aceptados para definir el insomnio clínico, el equipo llegó a la conclusión de que el trastorno era un 14-38 por ciento "moderadamente hereditario".
Al comienzo, el insomnio "era relativamente alto en la niñez intermedia/tardía con respecto de lo esperado para la edad adulta, pero se redujo significativamente en la adolescencia hasta coincidir con lo que ocurre en la edad adulta. Ahora, se necesitan estudios sobre la adolescencia y la edad adulta para determinar la estabilidad de los efectos genéticos en el largo plazo".
El Registro de Gemelos del Atlántico Medio, el Centro Nacional para el Avance de la Ciencia Traslacional de los Institutos Nacionales de Salud, el Sistema de Retiros de Virginia y el Departamento de Seguridad Social de Estados Unidos financiaron el estudio. Gehrman declaró recibir de Merck fondos para la investigación, mientras que el resto de los autores declararon no poseer conflicto de intereses.