Por Philip Pullella, Catarina Demony y Patricia Vicente Rua
LISBOA, 2 ago (Reuters) - El papa Francisco prometió el miércoles seguir "agitando las cosas" en la Iglesia al llegar a Portugal para presidir un encuentro de jóvenes católicos destinado a dinamizar una nueva generación de creyentes.
El Santo Padre ha introducido numerosos cambios en la Iglesia desde su elección en 2013 y ha impulsado una serie de reformas que espera puedan dejar un legado duradero.
Pero se enfrenta a un delicado equilibrio entre atraer a los creyentes más liberales y disgustar a los conservadores al dar un mayor protagonismo a las mujeres y hacer que la Iglesia sea más acogedora y menos crítica con algunos grupos, incluida la comunidad LGBT.
Francisco aterrizó en Lisboa ante un mar de jóvenes católicos llegados de todo el mundo para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra cada dos o tres años en una ciudad diferente. Es el cuarto evento de este tipo que Francisco preside desde que es Sumo Pontífice.
"Seguiremos agitando las cosas", dijo Francisco a los periodistas en el avión procedente de Roma, después de que se le recordó cuando instó a los jóvenes durante una anterior Jornada Mundial de la Juventud en Brasil a no ser complacientes, sino a hacer ruido e instigar el cambio.
El Papa, de 86 años, que realiza su primer viaje desde la operación intestinal a la que fue sometido en junio y utiliza silla de ruedas y bastón, parecía en buena forma y dijo que esperaba regresar a Roma el domingo "rejuvenecido".
En Lisboa, jóvenes creyentes saltaban y cantaban mientras ondeaban orgullosos la bandera de su país ante la embajada del Vaticano, donde reside Francisco durante su visita. Jóvenes católicos de casi todos los países del mundo han llegado a Portugal.
La Jornada Mundial de la Juventud "es un signo de fe y unión en el que todos nos unimos por una causa", dijo Carlos Hernández, de 20 años. "Es muy emotivo".
Pero para otros, el enorme escándalo de abusos sexuales por parte del clero en Portugal había ensombrecido el evento.
En la misa inaugural del martes, antes de la llegada del Papa, el australiano Andrew De Santos, de 35 años, expresó su esperanza en que la próxima generación sea capaz de superar los "errores" del pasado.
El evento en Portugal se produce menos de seis meses después de que un informe de una comisión portuguesa afirmó que al menos 4.815 menores sufrieron abusos sexuales por parte del clero -en su mayoría sacerdotes- a lo largo de siete décadas.
"Habrá jóvenes de todo el mundo y la realidad (de los abusos) está presente en todos los continentes", dijo Filipa Almeida, de 43 años, que fue abusada por un sacerdote cuando tenía 17 años.
Se espera que Francisco se reúna en privado con víctimas de abusos. Horas antes de la llegada del Santo Padre, se colocó en Lisboa una enorme valla publicitaria para concienciar sobre los abusos sexuales cometidos por el clero.
PAZ EN UCRANIA
En su primer discurso, ante el presidente Marcelo Rebelo de Sousa y diplomáticos en un centro cultural, Francisco dijo que el mundo está actualmente "navegando en medio de tormentas en el océano de la historia", incluyendo la tempestad de la guerra en Ucrania, e instó a Europa a encontrar la determinación para ayudar a poner fin a este y otros conflictos.
Dijo que Europa debería desviar el dinero gastado en armamento y utilizarlo para impulsar la educación y financiar una legislación favorable a la familia que ayude a invertir la caída de la natalidad, agravada por el costo prohibitivo de la vivienda para las parejas jóvenes.
También instó a Europa a afrontar el reto de "acoger, proteger, promover e integrar" a los inmigrantes, tanto por razones humanitarias como por la necesidad de aumentar la población. Criticó "las muertes masivas en el mar y las cunas vacías".
El Papa también visitará Fátima, la ciudad al norte de Lisboa donde la Iglesia cree que la Virgen María se apareció a tres niños pastores pobres en 1917.
Algunos portugueses han criticado el costo del acontecimiento en uno de los países más pobres de Europa Occidental, donde millones de personas luchan por llegar a fin de mes debido a los bajos salarios, la inflación y la crisis inmobiliaria.
(Reporte de Philip Pullella, Catarina Demony y Patricia Rua; Editado en Español por Ricardo Figueroa)