Por Blanca Rodríguez
MADRID (Reuters) - Los partidos de izquierdas españoles protagonizaron el martes un intento de romper el bloqueo político que ha impedido formar Gobierno desde las elecciones de diciembre, pero las escasas posibilidades de pactar en el último día lo que no han acordado en cuatro meses mantenían al país al borde de las urnas.
El rey Felipe VI cierra este martes la tercera y última ronda de consultas con los representantes políticos y si esta tarde constata que no hay ningún candidato con posibilidades de ser elegido presidente del Gobierno, en una semana se disolverán las Cámaras y se convocarán elecciones para el 26 de junio.
Aunque el límite legal para tener Gobierno finaliza el próximo lunes, la necesidad de celebrar dos plenos de investidura con sus respectivos plazos de convocatoria convierten las próximas 24 horas en cruciales para lograr lo que algunos califican de "milagro".
Conscientes del rechazo de la ciudadanía a la incapacidad de sus políticos de llegar a un acuerdo, con todos culpándose mutuamente del fracaso, la coalición valenciana Compromís intentó esta mañana ese "milagro" al plantear por sorpresa un pacto para formar un Gobierno de coalición entre seis partidos de izquierdas.
"Creemos que lo importante sería llegar a un acuerdo, aunque sea de mínimos, y luego en el día a día que el trabajo parlamentario se pudiera ir desarrollando (...) El rey nos ha manifestado su reconocimiento por este último intento", dijo Joan Baldoví, portavoz de Compromís, tras reunirse con Felipe VI.
"MATICES" Y CONDICIONES DEL PSOE
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) recogió el guante y aceptó 27 de los 30 puntos incluidos en el documento de Compromís, aunque planteó una serie de enmiendas que podrían no ser asumibles por los firmantes.
Además de sus "matices" a tres puntos -sobre medidas contra los desahucios, la fórmula para reformar el artículo 135 de la Constitución sobre la estabilidad presupuestaria y su rechazo a derogar las últimas reformas laborales-, el PSOE añadió otras condiciones, como que los firmantes debían comprometerse a aprobar 2 presupuestos generales para dar estabilidad al Gobierno.
Además, el PSOE insistió en que su acuerdo con Ciudadanos (C's) seguía vigente y se debía contar con ellos en cualquier pacto, pese a que los liberales de Albert Rivera y los izquierdistas de Podemos se han declarado incompatibles.
Los socialistas también rechazaron la fórmula de Gobierno de coalición planteada en el llamado "Acuerdo del Prado", al subrayar su portavoz parlamentario, Antonio Hernando, que el eventual Gobierno presidido por el líder socialista, Pedro Sánchez, no incluiría a otros partidos, sino a independientes.
Xavier Domènech, portavoz de uno de los partidos incluidos en ese eventual pacto de izquierdas, En Comú Podem, mostró inmediatamente el escepticismo de su formación ante la respuesta de los socialistas al acuerdo.
"Alguien no ha entendido que veníamos aquí a hacer política, no a rendirnos (...) Como estamos en el último minuto, la oferta tiene que ser real", dijo Domènech en una rueda de prensa en el Congreso tras ver al rey.
El líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, calificó por su parte el intento de acuerdo de última hora de "muy endeble" y dijo que había "demasiada confusión antes de convocarse unas nuevas elecciones".
El presidente de Ciudadanos se mostró por su parte convencido de que España estaba abocada a elecciones: "España es una democracia perfeccionable, pero una democracia sana, ahora le toca a los españoles valorar cómo se soluciona esto, el papel de cada uno de nosotros".
"Pensar que se puede gobernar España con tres páginas, con cuatro años de gobierno por delante y seis partidos políticos ni siquiera lo vamos a valorar", añadió, desdeñando la propuesta de Compromís.