Por Sergio Perez
MADRID (Reuters) - Los recuerdos del mundo del fútbol que trajo el refugiado sirio Osama Abdul Mohsen a España están esparcidos por el piso que comparte con dos de sus hijos, entre ellos una pelota firmada por estrellas del Real Madrid y una bandera del equipo local, Getafe.
Sin embargo, también hay por todas partes elementos que recuerdan la naturaleza improvisada de su nueva vida, siete meses después de que una academia deportiva española ofreciera a Mohsen un hogar y ayuda para encontrar trabajo cuando se enteró de que solía entrenar a un equipo de primera división en Siria.
Para visitar una galería con las fotografías de Mohsen en España que acompañan este texto en: http://reut.rs/1TKDLcC
El apartamento en el que le han alojado en está adornado con detalles de otra persona, como filas de enciclopedias en español, un idioma en el que a Mohsen aún le cuesta hablar. Y falta la mitad de su familia.
La historia de Mohsen se hizo viral después de que fuera grabado siendo zancadilleado por una cámara mientras huía de la policía cerca de la frontera húngara con Serbia el pasado septiembre. Llevaba en brazos a su hijo menor Zaid, entonces de 7 años, y los dos cayeron al suelo.
Las imágenes del incidente le ayudaron a llamar la atención de una escuela de entrenamiento de fútbol en Getafe, en las afueras de Madrid, que le encontró trabajo como oficial de enlace. Zaid, ahora un año mayor, así como Mohamed, de 17 años, que estaba en Alemania en ese momento, viven en el barrio con su padre.
La mujer de Mohsen y otros dos hijos siguen en Mersin, en el sur de Turquía. La familia salió de la ciudad siria de Deir el-Zor, desgarrada por la guerra, hace alrededor de cuatro años.
"Veo mi futuro aquí", dice Mohsen, cuyos ojos se iluminan cuando habla, en un inglés roto, sobre el equipo local junior que a veces ayuda a entrenar, el Villaverde-Boetticher.
Mohsen está orgulloso de cómo se han adaptado sus hijos al colegio y han aprendido suficientemente bien el español como para hacer de traductores para él.
Sin embargo, la tensión y la preocupación de los últimos meses es también evidente. Mohsen se ha convertido en una especie de estrella de los medios, ya que es una de las pocas historias felices que han salido de la crisis migratoria de Europa. Cientos de miles de refugiados aún están tratando de huir del conflicto y la pobreza en Oriente Próximo y más allá.
Dice que hace hasta tres entrevistas al día.
Pero la atención aún no le ha ayudado a reunir a su familia, a pesar de que dice que ha presentado toda la documentación para solicitar sus visados.
"Necesito relajarme más, estoy muy cansado", dice.
El Gobierno español dijo al final del año pasado que aceptaría a más de 17.000 refugiados como parte de los esfuerzos de la UE de reasentar a los solicitantes de asilo.
Hasta ahora sólo ha acogido a 18 de los 200 que prometió acoger de Italia y Grecia, según los últimos datos de la Comisión Europea, aunque se espera que lleguen más este mes.
España también acogerá a 100 inmigrantes sirios de Turquía después de un nuevo pacto de la UE para bloquear el flujo de inmigrantes que entran ilegalmente a través de Grecia y procesarlos directamente en Ankara.
No está claro cómo afectará a la situación de Mohsen el acuerdo de la UE.
El amor de la familia por el fútbol les ha traído algo de consuelo mientras esperan noticias. Mohamed juega también en el equipo local, mientras Zaid consiguió pisar el estadio Santiago Bernabéu del Real Madrid de la mano de la superestrella Cristiano Ronaldo.
Mohsen, mientras tanto, está agradecido de que sus conexiones con el fútbol le hayan ayudado a encontrar un trabajo en un país donde el paro aún está por encima del 20 por ciento. Espero que su experiencia como entrenador en España le ayude en Siria también en el futuro.
"Quizá en el futuro pueda llevar esta información a mi país", dice sonriendo.