BEIRUT (Reuters) - Mientras el ejército sirio avanza hacia el este de Guta cubierto por un martilleante bombardeo, los 400.000 civiles que según Naciones Unidas viven en el enclave se han apiñado en sótanos oscuros para evitar las incesantes bombas.
Bajo los techos agrietados que se abomban por la fuerza de los ataques previos, cortan sábanas en el sótano para separar las habitaciones de familias enteras.
"Míralo. Es completamente inhabitable. Ni siquiera es seguro meter gallinas. No hay baño, solo un inodoro, y hay 300 personas", dijo un hombre en un refugio en el centro urbano más grande de la región, Douma.
Al igual que las otras personas en el refugio, no quiso dar su nombre por temor a represalias mientras el ejército intenta retomar el enclave rebelde.
El presidente sirio, Bashar el Asad, y su aliado más fuerte, Rusia, han dicho que el ataque al este de Guta es necesario para poner fin al gobierno de los insurgentes islamistas sobre los civiles que hay en el lugar y para detener el fuego de mortero en las cercanías de Damasco.
Pero la intensidad de la ofensiva, que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos dice que ha matado a 1.160 personas en tres semanas, ha provocado la condena de los países occidentales y las súplicas de las agencias de la ONU para un alto al fuego humanitario.
El asalto comenzó con uno de los bombardeos más feroces de la guerra, cuando aviones de guerra, helicópteros y artillería provocaron una lluvia casi constante de misiles, bombas, cohetes y proyectiles.
Apuntó a un área que ha estado sitiada desde 2013, y donde la grave escasez de alimentos y medicinas ha causado desnutrición severa y enfermedades devastadoras.
Después de que las bombas comenzaron a caer hace tres semanas, la gente temía abandonar los refugios incluso para buscar los escasos suministros restantes de alimentos.
NIÑOS
El refugio se repartía en dos plantas en un sótano y estaba lleno de gente. Los niños pequeños abundaban, hablando y jugando en los pasillos de lo que parecía un laberinto entre las sábanas.
Dentro de las estancias improvisadas había pequeños colchones y sábanas en el suelo. Algunos intentaban dormir. En una esquina un hombre esperaba sentado la llegada de un médico para que le tratase heridas a causa de un ataque con bombas.
Los niños ayudaban con la limpieza, fregando platos de acero con jabón y agua sucia de una pequeña jarrra.
En esas condiciones, la higiene se hace cada vez más difícil de mantener.
"Trescientas personas viven en peligro y estamos forzados a vivir así... los viejos, los jóvenes y los enfermos", dijo el hombre herido.
Muchas personas en los refugios de Douma han huido a otras partes del enclave, algunos de ellos en varias ocasiones, para escapar de las siempre cambiantes líneas del frente.
En los últimos días han llegado miles de personas huyendo de los rápidos avances del ejército sirio.