Arturo Escarda
Moscú, 14 jun (EFE).- Rusia se embarca en la innovación tecnológica inmersa en un mar de paradojas tras situarse en 2012 en el cuarto lugar de Europa por volumen de inversión en ese ámbito, pese a tener una economía basada en la explotación de recursos naturales.
Una economía anclada en el siglo XX, principalmente por motivos históricos, no ha impedido a Rusia multiplicar las inversiones en el desarrollo de nuevas tecnologías y ponerse a la zaga de los países líderes, explicó a Efe Igor Agamirzián, director de la Compañía de Capital Riesgo de Rusia (RVS, en sus siglas en ruso).
Tras cuatro años al frente de RVS, empresa pública sin ánimo de lucro de la que se ha dotado el Estado ruso para promover y atraer la inversión en proyectos tecnológicos, Agamirzián asegura que el retraso histórico no es una barrera insuperable para que el país alcance posiciones de liderazgo en innovación.
"Cada reto es al mismo tiempo una oportunidad. Hay ejemplos de innovaciones tecnológicas rusas muy notorias en el mercado mundial. Existen casos de innovaciones creadas y desarrolladas en Rusia que vuelven al mercado ruso convertidas en productos de consumo de masas por grandes compañías internacionales", subraya.
Precisamente, lograr que la creación y desarrollo de nuevos productos no acabe en manos de las multinacionales es un anhelo de RVS que choca con la realidad económica de un país instalado en la comodidad de los beneficios inmediatos que se obtienen gracias a ingentes recursos energéticos.
Hoy día, mientras "la población rusa es bastante avanzada en el uso de las innovaciones tecnológicas, como demuestran numerosos estudios sobre su penetración en Rusia, (...) la economía nacional no satisface esa demanda sino a través de la importación de esas tecnologías", lamenta el director general de RVS.
También en las grandes empresas la demanda de innovaciones es limitada "porque pueden existir sin problemas gracias a las materias primas", a tiempo que las compañías que sí se embarcan en proyectos tecnológicos orientan sus productos a la gran industria, sobre todo militar, y no a los ciudadanos, observa el ejecutivo.
La sociedad rusa y empresas del ámbito de las tecnologías de la información, mientras tanto, permanecen ajenos a las cortapisas del rezagado modelo económico y han creado un entorno de internet (Runet) como pocos en el mundo, que no depende de los grandes operadores mundiales.
El liderazgo de empresas rusas como Yandex o Mail.ru en el país "no tiene análogos en Europa" y es comparable al que ejercen en sus respectivos ámbitos operadores estadounidense y chinos, presume Agamirzián, que al mismo tiempo lamenta las dificultades a las que se enfrentan los empresarios que invierten en el sector tecnológico.
Los inversores, muchos de ellos extranjeros, se quejan de las barreras que crea el servicio ruso de Aduanas, cuya burocracia y en algunos casos afán recaudatorio obstruyen el flujo de inversiones en el país.
"Para producir cualquier tecnología en Rusia y venderla al exterior hay que traer primero componentes desde fuera, ensamblar el producto y luego exportarlo, por lo que éste tiene que volver a pasar por Aduanas. Y no se trata sólo de los pagos y aranceles, sino del tiempo que se pierde", recalca.
Las industrias internacionales tampoco localizan en Rusia sus producciones orientadas a los mercados globales porque no pueden permitir que sus productos pasen semanas y meses retenidos en la frontera para completar todo el papeleo para poder importar o exportar desde Rusia.
"Es un claro ejemplo de una política fiscal que da prioridad a los intereses a corto plazo", dice Agamirzián, en detrimento de la diversificación y el desarrollo de un modelo productivo orientado a los mercados globales.
A pesar de todas las dificultades y de la mala coyuntura económica actual, sobre todo en Europa, las empresas no renuncian a las inversiones de capital riesgo en la investigación e innovación, que han ganado ritmo en las principales economías globales desde hace al menos tres años.
"Las inversiones en innovación crecen precisamente porque los inversores entienden que el potencial para salir de la crisis y crear nuevas sectores de producción está directamente relacionado con la creación de nuevas tecnologías", insiste el director de RVS.
Históricamente, "la aparición de nuevas grandes industrias siempre ha sido consecuencia del nacimiento de tecnologías innovadoras, como es el caso de la aviación civil, la automoción, o más recientemente los ordenadores y las tecnologías de información (internet, telefonía móvil)", recuerda Agamirzián. EFE