Por Jan Lopatka, Anita Komuves y Anna Wlodarczak-Semczuk
PRAGA/BUDAPEST/VARSOVIA, 9 nov (Reuters) - Los países de Europa del Este se preparan para reabrir los centros de acogida y reponer los suministros de alimentos en previsión de una posible nueva oleada de refugiados ucranianos, a medida que se acerca el invierno y Rusia ataca la red eléctrica y las centrales de calefacción de Ucrania.
Se cree que unos 6,9 millones de personas están desplazadas dentro de Ucrania, a menudo viviendo en condiciones muy duras, y el plan de contingencia del Gobierno eslovaco prevé la posible llegada de cientos de miles de ellos en los próximos meses.
Los datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) indican que hay unos 4,5 millones de refugiados ucranianos registrados en diversos regímenes de protección en toda Europa, muchos de ellos en los Estados de la UE limítrofes con Ucrania: Eslovaquia, Polonia, Hungría y Rumanía.
Después de un aumento inicial tras la invasión rusa del 24 de febrero, el número de refugiados que salían de Ucrania hacia el oeste disminuyó a finales de la primavera. En lo que va de otoño no se ha producido un gran aumento del número, pero organizaciones humanitarias afirman que ahora hay señales de un mayor movimiento a través de las fronteras y están intensificando los preparativos.
"Se está notando un aumento en el número de personas y se espera que así sea. Actualmente ha aumentado un 15%", dijo Roman Dohovic, coordinador de ayuda de la ciudad eslovaca oriental de Kosice.
"Nos llaman personas que ya están alojadas en Kosice y buscan alojamiento para familiares y conocidos que aún están en Ucrania".
Kosice ha proporcionado alojamiento a unas 60 personas diarias en las últimas semanas, pero se está preparando para aumentar esa cifra a 1.000 en 48 horas si es necesario.
En Hungría, Zsofia Dobis-Lucski, portavoz de la ONG Hungarian Reformed Church Aid, que trabaja en la frontera, dijo que el número de llegadas diarias a la estación de tren de Zahony, cerca de la frontera, se había multiplicado por diez, hasta alcanzar entre 300 y 500, desde que se intensificó el bombardeo ruso de las ciudades ucranianas.
Esta cifra sigue siendo inferior a las 1.000 diarias de la primavera, pero se espera que la escasez de electricidad en Ucrania aumente las llegadas en las próximas semanas.
SE ACERCA EL INVIERNO
El plan de contingencia de Eslovaquia calcula que hasta 700.000 personas podrían cruzar a su territorio en tres meses debido a la caída de las temperaturas y la continuación de los intensos combates en partes del este y el sur de Ucrania.
"Un gran número de desplazados internos (de Ucrania) están actualmente alojados temporalmente en condiciones que no son adecuadas para el invierno. Una nueva escalada del conflicto es también un riesgo", dice el plan.
La ciudad de Przemysl, en el este de Polonia, la puerta de entrada más concurrida para los refugiados desde la invasión rusa, ha estado en gran medida tranquila, con sólo unas pocas docenas de personas alojadas actualmente en el centro de recepción local, una fracción de los 4.000 que se vieron en la primavera.
"Tenemos que prepararnos para el invierno, hace tiempo que prevemos que puede ser difícil y debemos estar preparados para alguna nueva oleada de refugiados", dijo Witold Wolczyk, del ayuntamiento de Przemysl.
"Nos abastecemos constantemente de productos de higiene y alimentos", añadió.
La organización benéfica Cáritas Eslovaquia dijo que tenía suficientes tiendas de campaña y sacos de dormir del invierno pasado, pero ha observado un descenso en las aportaciones públicas y no tiene suficientes reservas de alimentos.
El ministro checo del Interior, Vit Rakusan, dijo la semana pasada, tras un viaje a Kiev, que aproximadamente una quinta parte de los refugiados que se registraron para permanecer en Europa habían regresado a Ucrania y que algunos de ellos podrían volver debido a las duras condiciones invernales.
República Checa no tiene frontera con Ucrania, pero ha sido un destino popular para los refugiados, dando permiso temporal de estancia a unos 457.000.
"Todo lo que supere el medio millón de llegadas supondrá una gran carga para los sistemas de salud y educación, pero sobre todo para la capacidad de proporcionar un alojamiento decente", dijo Rakusan. "No será posible construir tiendas improvisadas en invierno".
(Información de Jan Lopatka en Praga, Anna Wlodarczak-Semczuk en Varsovia y Anita Koumves en Budapest; escrito por Jan Lopatka; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)