LA PAZ (Reuters) - El presidente Evo Morales asumió el jueves su tercer mandato consecutivo en Bolivia prometiendo avanzar con el "socialismo originario" que lo hizo el mandatario más popular de la región, en medio de un desplome en los precios de las materias primas que exporta el país que podría complicar sus planes.
Durante casi una década en el poder, Morales logró un crecimiento sostenido de la economía, reducir la pobreza y mantener la responsabilidad fiscal con programas sociales y nacionalizando industrias clave como la petrolera y del gas.
Con un fuerte respaldo popular, el primer mandatario indígena boliviano, de 55 años, arrasó en las elecciones de octubre y logró más de 60 por ciento de los votos.
"Ama Sua (no seas ladrón), Ama Llulla (no seas mentiroso) y Ama Quella (no seas flojo), esa es la norma que nos dejaron nuestros antepasados y en base a esas normas vamos a continuar sirviendo al pueblo boliviano en estos cinco años", dijo el presidente, usando palabras en dialecto aymara.
Morales prestó juramento en la Asamblea Legislativa para llevar las riendas del país hasta el 2020 frente a la mirada de varios jefes de Estado, entre ellos la presidenta de Brasil Dilma Rousseff, el mandatario venezolano Nicolás Maduro y el ecuatoriano Rafael Correa.
"Hasta el 2020 nos comprometemos y estamos convencidos que vamos a reducir la extrema pobreza a un sólo dígito, al ocho o nueve por ciento de extrema pobreza", desde una cifra del 16 por ciento, dijo Morales, recordando que entre sus logros también estuvo triplicar el PIB per cápita y lograr reservas internacionales récord.
La economía de la nación andina depende en gran medida de las exportaciones de gas natural y desde que asumió Morales en el 2006 ha logrado crecer a un ritmo promedio de más del 5 por ciento anual.
Pero algunos críticos del Gobierno aseguran que el fuerte gasto social no podrá ser sostenido si no se descubren nuevos yacimientos de gas, en momentos en que los precios han bajado por la menor demanda mundial.
Después de su victoria electoral, Morales intentó alejar los temores que tienen los inversores sobre una posible nueva ronda de privatizaciones, sobre todo en los sectores de minería y bancario, y aseguró que mantendrá la disciplina fiscal.
El presidente dijo el jueves que entre los desafíos que tiene por delante el país también figura una reforma del sistema judicial y avanzar en un cambio del perfil productivo del país.