Por Arshad Mohammed y James Mackenzie
KABUL (Reuters) - El Secretario de Estado estadounidense, John Kerry, sugirió que el Gobierno de unidad nacional de Afganistán podría continuar hasta más allá de septiembre, una medida que podría molestar a la oposición, mientras él intenta evitar una crisis política en gestación.
La sorpresiva visita no anunciada de Kerry tuvo como objetivo demostrar respaldo para el Gobierno de unidad nacional liderado por el presidente Ashraf Ghani, que ganó la disputada elección presidencial de 2014, y su segundo al mando Abdullah Abdullah.
El viaje tuvo lugar durante un momento difícil para Afganistán, con el Gobierno de Ghani debilitado por pugnas internas entre rivales, la desaceleración de la economía y la resurgencia de los Talibanes, que son más fuertes que en cualquier otro momento desde que fueron derrocados del poder a fines de 2001.
Remarcando lo precario de la situación de seguridad, al menos dos explosiones, provocadas aparentemente por cohetes, impactaron la zona diplomática de la capital poco después del fin de la visita de Kerry y su avión se preparaba para despegar desde el aeropuerto de Bagram en las afueras de la ciudad.
Kerry reiteró una oferta de conversaciones de paz con los Talibanes y llamó a los fraccionados políticos de Afganistán a trabajar juntos.
"La democracia requiere de instituciones creíbles", afirmó. "Incluso más que eso, requiere de una disposición de la gente (...) de varias facciones políticas, étnicas y geográficas de dejar de lado esas divisiones y trabajar en conjunto por el bien común", agregó.
En virtud del acuerdo de unidad nacional, se esperaba que se convocara a una asamblea especial para enmendar la Constitución en un plazo de dos años desde las elecciones de septiembre de 2014, lo que podría permitir que Abdullah asuma como primer ministro.
La consideración del fin de ese plazo de dos años en septiembre ha contribuido a alimentar una creciente tensión política, en que políticos opositores cercanos al ex presidente Hamid Karzai insisten en que un acuerdo de unidad debe ser sujeto a amplias consultas.
Las dificultades políticas que enfrenta Ghani se han visto agravadas por el deterioro de la situación de seguridad. Funcionarios de la OTAN estiman que las fuerzas gubernamentales tienen control total de no más de un 70 por ciento del país.
Las fuerzas estadounidenses en Afganistán se reducirían en casi la mitad hasta 5.500 a comienzos de 2017 desde los 9.800 efectivos actuales y el nuevo comandante en el país asiático, el general John Nicholson, está llevando a cabo una revisión de la seguridad antes de hacer recomendaciones a Washington en junio.
(Editado en español por María Cecilia Mora/Patricio Abusleme)