PARÍS (Reuters) - Irak y Siria se arriesgan a sufrir una división aún mayor si no se incrementan los esfuerzos internacionales para acabar con los combatientes del Estado Islámico, advirtió el martes Francia.
El ministro de Asuntos Exteriores galo, Laurent Fabius, habló antes de un encuentro de las naciones que luchan contra el grupo insurgente el 2 de junio en París. Dijo también que el gobierno iraquí no había honrado el compromiso que adquirió con sus aliados de representar los intereses de todos los sectores de su sociedad.
Fabius añadió que el presidente sirio Bashar el Assad había perdido el control de su país, y que era necesario encontrar rápidamente una solución política entre elementos de su gobierno y la oposición para "salvar Siria".
"En Irak, como en Siria, se debe reforzar la movilización internacional muy rápido, si no, nos dirigimos a la división de uno u otro país, si no ambos, con nuevas masacres y consecuencias desastrosas", dijo Fabius a los parlamentarios, sin especificar a qué refuerzos se refería.
El Gobierno iraquí aún está recuperándose de uno de sus mayores reveses militares en el último año, la caída de Ramadi, capital de la provincia de Anbar, al oeste de Bagdad. El primer ministro Haidar Abadi, que participará en la cumbre de París la próxima semana, ha prometido recuperar la ciudad en cuestión de días.
La caída de Ramadi hace una semana llegó justo antes de la capitulación de la ciudad siria de Palmira, las dos mayores urbes capturadas por el Estado Islámico desde que comenzasen los ataques aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos en Siria e Irak el año pasado.
"Se confirma lo que ya hemos dicho. No hay solución militar sin solución política. En septiembre, vinculamos el apoyo a la coalición a una serie de compromisos políticos por parte del nuevo Gobierno iraquí, lo que llamamos una política más integral".
"Este contrato es lo que justificó nuestra participación militar, y digo claramente que debe ser respetada", dijo Fabius a los parlamentarios.
A medida que los yihadistas consolidan sus posiciones, Abadi, un líder chií moderado, se enfrenta a una prueba importante a la hora de alejar del Estado Islámico a los árabes suníes del país, un reto que le está costando superar a pesar de sus promesas de gobernar de forma más integradora.
También debe demostrar que es capaz de controlar a las poderosas milicias chiíes, que han sido acusadas de llevar a cabo abusos que han vuelto a la población suní contra el gobierno.
En el encuentro en París, al que asistirán más de 20 ministros de Exteriores, incluyendo al secretario de Estado John Kerry, se intentará planear una estrategia para recuperar el terreno perdido recientemente.