Por Swaha Pattanaik
LONDRES (Reuters Breakingviews) - El ingreso de centenares de miles de personas a la Unión Europea desde Siria, devastada por la guerra, está causando enormes divisiones políticas. El resultado podría ser una reacción en contra de los inmigrantes y también en contra de la UE. A continuación, un resumen de qué es lo que está en juego:
Los números son solo una parte de la historia
El ingreso de inmigrantes no es tan grande, en términos absolutos. Casi 340.000 fueron detectados en las fronteras de la UE en los primeros siete meses del año, de acuerdo con Frontex, una agencia regional de fronteras. El total tendría que aumentar 15 veces para llegar a solo 1 por ciento de la población de la UE.
Pero la inmigración se distribuye de manera muy desigual. Grecia, el punto de entrada de la mayoría de los emigrantes ilegales de Siria y Afganistán, tiene 11 millones de ciudadanos y sus propios problemas económicos. Y Alemania podría recibir este año 800.000 buscadores de asilo, el equivalente a casi 1 por ciento de su población.
Las tensiones se intensificarán a medida que crezcan los números de la inmigración. Las últimas cifras de Frontex son casi tres veces mayores que para el mismo período del año pasado. Y el número potencial es mucho mayor todavía. Hay más de 4 millones de refugiados en países vecinos de Siria, algunos de los cuales se están moviendo ante el empeoramiento de sus condiciones.
Se vuelven a encender viejas ansiedades políticas...
La inmigración y su impacto económico han desafiado a la UE la última década. Después de que el bloque se expandió al este en 2004, los trabajadores de los países del centro y este de Europa pudieron moverse libremente entre los países. Algunos en Europa occidental veían esto como una nueva amenaza a la seguridad laboral y el crecimiento salarial.
La sensibilidad sobre los nuevos inmigrantes es todavía más grande después de las crisis financieras y de deuda de la zona euro, que deprimieron la actividad económica, incrementaron el desempleo y requirieron reducciones presupuestarias.
...y han surgido nuevas
Los países que llevan la mayor parte de la carga se enfrentan con los que se oponen a las cuotas. Esto resquebraja la unidad europea y llevó a la reflexión sobre los valores y los principios fundadores. Por ejemplo, la política de fronteras abiertas de Schengen aplicada a lo largo de la mayor parte de la UE se ha puesto en duda. El debate sobre el pluralismo en la UE también quedó más frágil debido a la radicalización de algunos inmigrantes de segunda y tercera generación.
Los argumentos económicos son borrosos...
La población del bloque, cada vez más vieja, ciertamente podría beneficiarse con una mayor cantidad de jóvenes. Las personas de 65 años de edad o más representarán el 28 por ciento de la población hacia el 2060, comparado con 18 por ciento en el 2013, de acuerdo con la Comisión Europea. Y los de 80 o más serán casi tan numerosos como los de 14 años o menos.
Aparte, la OCDE halló que el impacto fiscal de la inmigración tiende a ser pequeño en la mayoría de los países, especialmente si los estados anfitriones hacen un buen trabajo en la integración de los recién llegados al mercado laboral.
Sin embargo, este tipo de análisis de costo-beneficio podría resultar diferente si los inmigrantes son demasiado jóvenes o no tienen suficiente educación. Convertir a ese tipo de emigrantes en miembros productivos de la fuerza laboral tiende a presentar costes iniciales para los países anfitriones. Muchos estados europeos no están en una posición ideal para atender esos costes en este momento.
... pero los riesgos políticos están claros
Los partidos antiinmigración, como el Frente Nacional de Francia o el Partido de la Independencia británico podrían beneficiarse. También podría haber una reacción negativa contra la visión de la UE, de fronteras abiertas y responsabilidades compartidas.
Los riesgos son particularmente altos en Reino Unido, que sostendrá un referendo para ver si sigue en la UE. La inmigración está en lo más alto de la lista de las preocupaciones de los votantes mientras el gobierno se aleja aún más de su meta de reducir el ingreso neto a menos de 100.000 por año. Un aumento de la sensación anti-inmigración produce el riesgo de traducirse en más apoyo público para salir de la UE.
Pero tomar una línea dura sobre la aceptación de más buscadores de asilo plantea sus propios riesgos ya que el primer ministro David Cameron se apoya en Alemania, Francia e Italia para acomodar sus esfuerzos para renegociar la relación de Gran Bretaña con la UE antes de la votación.
Inmigración podría hacer que otros temas sean más difíciles de resolver
Las discusiones sobre cómo abordar la inmigración no tienen una consecuencia obvia o inmediata sobre otros temas como Grecia y el euro, en los que los inversores se han estado enfocando. Pero no hay espacio para la complacencia. Los argumentos airados sobre la inmigración corren riesgo de derramarse a otras áreas. Esto dificultará forjar los lazos financieros y económicos más fuertes que se necesitan para evitar crisis futuras.