Por Carey Gillam y Daniel Bases
(Reuters) - Agentes de la policía mataron a balazos el miércoles a un adolescente negro que afirman les apuntó con un arma, reavivando las tensiones raciales provocadas por el asesinato de un joven afroamericano desarmado a manos de la fuerza en la cercana localidad de Ferguson, Misuri, hace un año.
El jefe de la policía de St. Louis, Sam Dotson, dijo que el hecho se produjo en la mañana cuando agentes intentaron ejecutar una orden de allanamiento en un vecindario asolado por la delincuencia y dos jóvenes negros escaparon de la propiedad por la puerta trasera.
Los agentes les ordenaron que se detuvieran cuando enfrentaron a los sospechosos en un callejón y uno de ellos apuntó un arma a los policías, que como consecuencia dispararon unas cuatro veces y lo mataron, dijo Dotson.
Un video de Reuters mostró a decenas de manifestantes bloqueando una intersección cercana poco después del tiroteo, bajo vigilancia de la policía.
Manifestantes se reunieron nuevamente en la intersección en la tarde. El canal KSDK afiliado a NBC reportó que las personas lanzaban piedras a los agentes, que respondieron con lo que parecía ser gas lacrimógeno.
La policía identificó al sospechoso muerto como Mansur Ball-Bey, de 18 años. El segundo joven huyó y se informó que tenía entre 15 a 19 años.
Dotson dijo a periodistas que se determinó que el arma con que se apuntó a los policías era robada y que los agentes encontraron drogas en la escena.
"Los detectives estaban buscando armas, buscando a criminales violentos, buscando a personas que hayan cometido delitos en el vecindario", sostuvo Dotson.
La policía de St. Louis dijo que los agentes involucrados en el tiroteo eran blancos, de 33 y 29 años, cada uno con cerca de siete años en la fuerza. Ambos están bajo licencia administrativa.
El hecho se produjo días después de que la zona de St. Louis reuniera a manifestantes de todo el país en el aniversario del asesinato del joven Michael Brown el 9 de agosto.
La muerte de Brown el año pasado desató un movimiento a nivel nacional por lo que los manifestantes califican como un patrón de violencia policial contra las minorías.