Por Anton Zverev
NIKISHINE, Ucrania (Reuters) - Los rebeldes prorrusos y las fuerzas del gobierno combatían casa por casa en una ciudad situada en un punto estratégico al este de Ucrania, y se negaron a retirar sus armas pesadas, empujando el frágil acuerdo de paz alcanzado recientemente más cerca del colapso.
Dos días después de que la entrada en vigor de la tregua, el acuerdo alcanzado en las conversaciones que tuvieron lugar a lo largo de toda la noche en Minsk, Bielorrusia, se deshizo rápidamente.
Los rebeldes, apoyados por Moscú, aseguran que no aplicarán el alto el fuego al principal frente de batalla en la ciudad de Debáltsevo, junto a un cruce ferroviario, donde una guarnición del gobierno de Kiev se encuentra rodeada. Han continuado el asalto.
Las fuerzas gubernamentales han tenido conocimiento de que los rebeldes han entrado en la ciudad y capturado a algunos de los defensores.
Ambos lados debían retirar sus armas pesadas de la batalla el martes, pero el gobierno dijo que no podía hacerlo mientras los rebeldes no detuvieran su avance.
"Hay duros combates en las afueras de la ciudad y alrededor de la estación. Pero nuestras fuerzas están manteniendo sus posiciones y tienen todo el derecho a abrir fuego en respuesta", dijo el portavoz militar ucraniano, Andriy Lysenko.
Un testigo de Reuters cerca de la línea del frente dijo que los ataques de artillería golpeaban la localidad cada cinco segundos, y el humo negro de las explosiones se levantaba a medida que los cohetes caían.
"El ochenta por ciento de la ciudad ya es nuestra", dijo Eduard Basurin, un líder rebelde. "Se está llevando a cabo una limpieza de la ciudad".
El gobierno ha negado que el lugar, que tenía 25.000 habitantes antes de la guerra, haya caído, aunque ha reconocido haber perdido el control de algunas zonas.
Algunos soldados ucranianos han sido capturados, dijo, pero negó las informaciones por parte del bando prorruso que cifraban en 300 las personas que habían sido hechas prisioneras.
Tanto el gobierno como la OTAN aseguran que la operación militar de los rebeldes para tomar Debáltsevo cuenta con tanques, artillería y soldados del ejército ruso. Moscú niega haber enviado sus tropas a un territorio que el presidente Vladimir Putin ya llama "Nueva Rusia".
Las esperanzas de que el acuerdo alcanzado el pasado jueves pueda poner fin a un conflicto en el que han muerto ya más de 5.000 personas siempre fueron escasas, pues un avance rebelde en enero acabó con la tregua anterior.
Pero la ferocidad de los combates en Debáltsevo fue inesperada y aumentó la preocupación en Kiev y en Occidente de que los separatistas y el presidente Putin quieran consolidar los últimos avances rebeldes antes de que pueda establecerse la paz.
Rusia ya se ha anexionado la península ucraniana de Crimea, y los países occidentales creen que el objetivo de Putin es establecer un "conflicto frío" en el este de Ucrania, similar a los protectorados rusos en Georgia y Moldavia.
Camiones militares y tanques iban y venían de la aldea prácticamente destruida de Nikishine, mientras los rebeldes bombardeaban la cercana Debáltsevo con misiles Grad, artillería pesada y bombas de mortero.
"Tomaremos Debáltsevo. Será toda nuestra. Nuestra patria seguirá siendo nuestra patria", dijo un conductor de un tanque rebelde que sólo dio el nombre de guerra de Bass.
Los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) debían vigilar el alto el fuego y esperaban tener acceso a la ciudad sitiada, pero los rebeldes les impidieron el paso.
Un nuevo llamamiento de Berlín para el establecimiento de la paz y el comienzo de la retirada de armas pesadas el martes, tal y como estaba previsto en el acuerdo firmado el jueves en la capital bielorrusa de Minsk tras duras negociaciones, pareció caer en saco roto.
"No tenemos derecho (a dejar de pelear por Debáltsevo). Incluso es un asunto moral. Es territorio interno", dijo Denis Pushilin, un destacado representante de los separatistas, al tiempo que estableció el objetivo de "destruir las posiciones de combate del enemigo".
En Kiev, el presidente ucraniano Petro Poroshenko ha establecido en un decreto nuevos horarios para las movilizaciones para el resto de los hombres de hasta 27 años.
LA RETIRADA DE ARMAS PESADAS, EN SUSPENSO
Los militares del ejército gubernamental dijeron en Kiev que sus fuerzas no retirarían las armas pesadas mientras el enemigo aún estuviera disparando.
"En las últimas 24 horas ha habido disparos, de modo que no hay alto el fuego y entonces tampoco hay una precondición para una retirada de las armas pesadas", afirmó Lysenko.
El líder de la región de Luhansk, una de las dos controladas por los rebeldes en el este ucraniano, dijo que los combatientes separatistas habían e
Por Anton Zverev
NIKISHINE, Ucrania (Reuters) - Los rebeldes prorrusos y las fuerzas del gobierno combatían casa por casa en una ciudad situada en un punto estratégico al este de Ucrania, y se negaron a retirar sus armas pesadas, empujando el frágil acuerdo de paz alcanzado recientemente más cerca del colapso.
Dos días después de que la entrada en vigor de la tregua, el acuerdo alcanzado en las conversaciones que tuvieron lugar a lo largo de toda la noche en Minsk, Bielorrusia, se deshizo rápidamente.
Los rebeldes, apoyados por Moscú, aseguran que no aplicarán el alto el fuego al principal frente de batalla en la ciudad de Debáltsevo, junto a un cruce ferroviario, donde una guarnición del gobierno de Kiev se encuentra rodeada. Han continuado el asalto.
Las fuerzas gubernamentales han tenido conocimiento de que los rebeldes han entrado en la ciudad y capturado a algunos de los defensores.
Ambos lados debían retirar sus armas pesadas de la batalla el martes, pero el gobierno dijo que no podía hacerlo mientras los rebeldes no detuvieran su avance.
"Hay duros combates en las afueras de la ciudad y alrededor de la estación. Pero nuestras fuerzas están manteniendo sus posiciones y tienen todo el derecho a abrir fuego en respuesta", dijo el portavoz militar ucraniano, Andriy Lysenko.
Un testigo de Reuters cerca de la línea del frente dijo que los ataques de artillería golpeaban la localidad cada cinco segundos, y el humo negro de las explosiones se levantaba a medida que los cohetes caían.
"El ochenta por ciento de la ciudad ya es nuestra", dijo Eduard Basurin, un líder rebelde. "Se está llevando a cabo una limpieza de la ciudad".
El gobierno ha negado que el lugar, que tenía 25.000 habitantes antes de la guerra, haya caído, aunque ha reconocido haber perdido el control de algunas zonas.
Algunos soldados ucranianos han sido capturados, dijo, pero negó las informaciones por parte del bando prorruso que cifraban en 300 las personas que habían sido hechas prisioneras.
Tanto el gobierno como la OTAN aseguran que la operación militar de los rebeldes para tomar Debáltsevo cuenta con tanques, artillería y soldados del ejército ruso. Moscú niega haber enviado sus tropas a un territorio que el presidente Vladimir Putin ya llama "Nueva Rusia".
Las esperanzas de que el acuerdo alcanzado el pasado jueves pueda poner fin a un conflicto en el que han muerto ya más de 5.000 personas siempre fueron escasas, pues un avance rebelde en enero acabó con la tregua anterior.
Pero la ferocidad de los combates en Debáltsevo fue inesperada y aumentó la preocupación en Kiev y en Occidente de que los separatistas y el presidente Putin quieran consolidar los últimos avances rebeldes antes de que pueda establecerse la paz.
Rusia ya se ha anexionado la península ucraniana de Crimea, y los países occidentales creen que el objetivo de Putin es establecer un "conflicto frío" en el este de Ucrania, similar a los protectorados rusos en Georgia y Moldavia.
Camiones militares y tanques iban y venían de la aldea prácticamente destruida de Nikishine, mientras los rebeldes bombardeaban la cercana Debáltsevo con misiles Grad, artillería pesada y bombas de mortero.
"Tomaremos Debáltsevo. Será toda nuestra. Nuestra patria seguirá siendo nuestra patria", dijo un conductor de un tanque rebelde que sólo dio el nombre de guerra de Bass.
Los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) debían vigilar el alto el fuego y esperaban tener acceso a la ciudad sitiada, pero los rebeldes les impidieron el paso.
Un nuevo llamamiento de Berlín para el establecimiento de la paz y el comienzo de la retirada de armas pesadas el martes, tal y como estaba previsto en el acuerdo firmado el jueves en la capital bielorrusa de Minsk tras duras negociaciones, pareció caer en saco roto.
"No tenemos derecho (a dejar de pelear por Debáltsevo). Incluso es un asunto moral. Es territorio interno", dijo Denis Pushilin, un destacado representante de los separatistas, al tiempo que estableció el objetivo de "destruir las posiciones de combate del enemigo".
En Kiev, el presidente ucraniano Petro Poroshenko ha establecido en un decreto nuevos horarios para las movilizaciones para el resto de los hombres de hasta 27 años.
LA RETIRADA DE ARMAS PESADAS, EN SUSPENSO
Los militares del ejército gubernamental dijeron en Kiev que sus fuerzas no retirarían las armas pesadas mientras el enemigo aún estuviera disparando.
"En las últimas 24 horas ha habido disparos, de modo que no hay alto el fuego y entonces tampoco hay una precondición para una retirada de las armas pesadas", afirmó Lysenko.
El líder de la región de Luhansk, una de las dos controladas por los rebeldes en el este ucraniano, dijo que los combatientes separatistas habían empezado a retirar su armamento pesado. Pero no había señal de que estuviera ocurriendo lo mismo en las zonas que controlan en la autoproclamada República Popular de Donetsk.
"No haremos nada unilateralmente. Eso convertiría a nuestros soldados en blancos", dijo Pushilin a Reuters en Donetsk.
Los Estados Unidos, que están considerando enviar armas al gobierno, dijeron que estaban "muy preocupados" por los combates en Debáltsevo, y que había recibido informaciones de que una nueva columna de material militar ruso estaba llegando a la región.