Por James Mackenzie y Robin Emmott
CATANIA, Italia/LUXEMBURGO, (Reuters) - Los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea se reunieron el lunes, presionados para producir algo más que palabras y salvar a los desesperados inmigrantes que se están ahogando en el Mar Mediterráneo.
La cifra de muertos del naufragio del domingo frente a las costas de Libia no estaba clara, pero muy probablemente se trató del más grave de los últimos años entre los inmigrantes que intentan cruzar el Mediterráneo en frágiles embarcaciones.
Funcionarios aseguraron que había al menos 700 personas a bordo, al parecer algunos de ellos encerrados en la bodega. Un sobreviviente de Bangladés dijo a la policía que había 950 pasajeros, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La tragedia se produce días después de otro naufragio en el que podrían haber muerto otras 400 personas.
Cientos de kilómetros al este, los guardacostas intentaban salvar a los inmigrantes de otra embarcación, que quedó destruida tras encallar en la isla griega de Rodas, dejando al menos tres muertos.
Las imágenes de la televisión mostraron a los supervivientes agarrados a los restos flotantes del naufragio, mientras los socorristas les sacaban del mar. Unas 90 personas se salvaron.
La OIM informó de que otras tres embarcaciones habían emitido señales de emergencia el lunes.
Los funcionarios europeos buscan poner en práctica una política que responda de forma más humana al éxodo de emigrantes que viaja por mar desde África y Asia a Europa, sin empeorar la crisis animando a que salgan más.
Una operación naval italiana en el Mediterráneo sur, conocida como "Mare Nostrum", fue cancelada el año pasado por su coste y la oposición local a unos rescates que podrían animar a que crezca la emigración.
En noviembre fue sustituida por una misión menor de la UE con un tercio del presupuesto, una decisión que parece haber hecho el viaje mucho más peligroso para los inmigrantes, que navegan en precarios botes atestados que son lanzados al mar por traficantes que les prometen una vida mejor en Europa.
"Es una emergencia humanitaria que nos implica a todos", afirmó el director para Italia de la OIM, Federico Soda, quien pidió la implantación de una misión equivalente a la que tenía en marcha Italia.
Al menos 1.500 inmigrantes han muerto este año intentando cruzar el Mediterráneo, en camino de superar por mucho las 3.200 personas que la OIM calcula que perecieron el año anterior.
La OIM cree que en lo que va de año unas 21.000 personas hicieron el viaje, comparadas con las 26.000 hasta abril de 2014, pero con una mortalidad 15 veces mayor hasta el momento.
En la capital de Malta, La Valeta, los guardacostas llevaron a tierra firme los 24 cadáveres hallados hasta el momento. Vestidos con trajes protectores, sacaron los cuerpos en bolsas plásticas del barco italiano Gregoretti y los depositaron en coches fúnebres mientras los supervivientes miraban desde la cubierta.
Las 28 personas rescatadas hasta el momento serán transportadas en el mismo barco al puerto de Catania, en Sicilia.
Los políticos europeos están recibiendo duras críticas por parte de los grupos de ayuda humanitaria y pro derechos humanos, que les acusan de abandonarlos en un intento de rebajar el sentimiento contrario a la inmigración que se extiende entre sus electorados locales.
No obstante, hay diferentes puntos de vista sobre qué hacer, que van desde aumentar las costosas operaciones de búsqueda y rescate a una posible intervención en la caótica Libia, de donde parte la mayoría de los barcos repletos de inmigrantes.
UN ENFOQUE "MENOS INSENSIBLE"
La Unión Europea debería adoptar "un abordaje más sofisticado, más valiente y menos insensible" hacia los inmigrantes que en muchas ocasiones mueren tratando de alcanzar la UE en barcos inseguros, dijo el lunes el jefe de Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra'ad Al Hussein.
"Europa está dándole la espalda a algunos de los inmigrantes más vulnerables del mundo y se arriesga a convertir el Mediterráneo en un vasto cementerio", dijo el funcionario.
Zeid Ra'ad Al Hussein describió la política de la UE como "reacciones con poca visión y a corto plazo que consienten a los movimientos populistas xenófobos que han envenenado a la opinión pública en este tema".