LA HABANA (Reuters) - La guerrilla colombiana de las FARC declaró el miércoles un histórico alto el fuego unilateral e indefinido, en lo que calificó como un paso previo a la suspensión total de hostilidades, algo que deberá pactar con el Gobierno dentro de un acuerdo para poner fin al conflicto armado más extenso del continente.
El anuncio de las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se produjo una semana después de que se reiniciara la negociación de paz con el Gobierno, superando la peor crisis en más de dos años de diálogo como consecuencia de la captura de un general del Ejército y de otros cuatro rehenes, todos liberados posteriormente por la guerrilla.
"Hemos resuelto declarar un cese unilateral del fuego y las hostilidades por tiempo indefinido, que debe transformarse en armisticio", dijo un comunicado de las FARC que leyó el jefe del equipo de negociadores de la guerrilla, Iván Márquez.
El cese al fuego y las hostilidades entrará en vigor a las 00:01 horas (0501 GMT) del próximo 20 del diciembre.
La guerrilla pidió que la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) participen como observadores.
Las FARC, consideradas una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, advirtieron de que el cese el fuego se dará por terminado si hay ataques de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional.
"Este cese de fuegos unilateral, que deseamos se prolongue en el tiempo, se daría por terminado solamente si se constata que nuestras estructuras guerrilleras han sido objeto de ataques por parte de la fuerza pública", afirmó el grupo rebelde.
EL GOBIERNO, REACIO AL CESE BILATERAL
No se produjo de inmediato ninguna reacción del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, quien hasta ahora se ha negado a firmar un cese bilateral del fuego, como insisten las FARC, con el argumento de que la insurgencia podría prolongar indefinidamente la negociación y sacar ventaja militar.
Pero el procurador general, Alejandro Ordóñez, dijo que las FARC buscan presionar al Gobierno para lograr un cese bilateral y que la condición que impusieron "es absurda e improcedente".
"Pretende las FARC delinquir con inmunidad. Buscan que las Fuerzas Armadas detengan su accionar contra sus integrantes", afirmó Ordoñez, un fuerte crítico de la negociación.
El diálogo, que en dos años ha logrado más avances que todos los esfuerzos anteriores para lograr un acuerdo de paz, se cumple en medio de la confrontación que ha dejado más de 200.000 muertos y millones de desplazados.
La guerrilla se ha visto debilitada durante más de una década de ofensiva militar en la que han muertos varios de sus comandantes, pero sigue combatiendo en selvas y montañas con las Fuerzas Armadas por lo que los ataques, bombardeos y atentados contra la infraestructura productiva del país son frecuentes.
Las FARC, que cuentan con unos 8.000 combatientes y son acusadas por el Gobierno de obtener millonarios ingresos del narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión, ya habían declarado cinco treguas unilaterales y temporales desde que se inició la negociación de paz en Cuba.
Al cierre del ciclo 31 del diálogo, el jefe del equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, dijo anteriormente en La Habana que el proceso debe terminar pronto.
"El proceso debe entrar en la recta final, es lo que merecemos como sociedad y es la manera de responderle a las víctimas y a los millones de colombianos que han creído en este esfuerzo. No se puede dilatar la esperanza ni decepcionar a un país que sigue a la espera de un futuro en paz", afirmó.
El Gobierno y las FARC han logrado acuerdos para dar acceso a la tierra a campesinos pobres, facilitar la transformación de la guerrilla en un partido político y combatir el narcotráfico.
Todavía quedan pendientes complejos temas como la compensación a las víctimas, el fin del conflicto y la aprobación de los acuerdos por parte de los ciudadanos.