Por Lisa Rapaport
WASHINGTON (Reuters Health) - Los afroamericanos no viven tanto como los pacientes blancos después de un infarto y esta diferencia étnica crece en las comunidades de mayores ingresos.
Un equipo de Estados Unidos evaluó datos de más de 132.000 pacientes blancos y casi 9.000 pacientes negros de Medicare que habían tenido un infarto. Utilizó los códigos postales de sus direcciones para determinar los niveles de ingresos en sus comunidades.
A los 17 años, en general, la esperanza de vida era del 7,4 por ciento para los pacientes blancos y del 5,7 por ciento para los afroamericanos, según publica el equipo en la revista Circulation.
Los pacientes blancos de áreas de bajos ingresos vivían más que los pacientes negros después de un infarto (5,6 versus 5,4 años), sin embargo, la expectativa de vida crecía en las comunidades de altos ingresos (7 versus 6,3 años, respectivamente).
"Observamos que el nivel socioeconómico no explicaba la disparidad étnica en la expectativa de vida después de un infarto", dijo vía e-mail la autora principal, doctora Emily Bucholz, del Hospital de Niños de Boston. "Esto sugiere que mejorar el status socioeconómico favorecería los resultados clínicos en los pacientes blancos y negros, pero no eliminaría las disparidades étnicas en salud", añadió.
Su equipo revisó las historias clínicas de pacientes de entre 65 y 90 años obtenidas entre 1994 y 1996. El 6,3 por ciento era afroamericano y sólo un 6,8 por ciento vivía en áreas de bajos ingresos, de acuerdo con el ingreso promedio de las viviendas de los códigos postales.
La expectativa de vida de los pacientes blancos por debajo de 80 años aumentaba en los que vivían en barrios de altos ingresos y disminuía progresivamente en las comunidades de ingresos medios y bajos. En cambio, la expectativa de vida era la misma para los pacientes negros de los barrios de bajos y medianos ingresos en todas las edades. Sólo los afroamericanos menores de 75 de comunidades ricas tuvieron una ventaja en la esperanza de vida con respecto de los que pertenecen a los barrios más pobres.
El equipo considera que una limitación del estudio es la pequeña proporción de pacientes afroamericanos y pobres.
Además, es posible que el uso de los códigos postales hubiese generado sobre o subestimaciones o que los pacientes negros de las áreas más ricas no evolucionen tan bien como los pacientes blancos porque carecen de la misma contención social de su entorno, según opinó el doctor Joaquín Cigarroa, investigador especializado en medicina cardiovascular de Oregon Health & Science University de Portland.
Dijo que los pacientes afroamericanos de barrios pobres enfrentan desafíos adicionales para superar un infarto.
"A menudo están en los segmentos socioeconómicos bajos de nuestra sociedad con menos acceso a los servicios de atención y productos alimentarios de menor calidad nutricional", dijo Cigarroa por e-mail. "Son áreas residenciales que, en general, no están configuradas para promover la actividad física con parques, veredas o bicisendas, entre otras características".
Para el autor principal, el doctor Harlan Krumholz, de la Facultad de Medicina de Yale University, New Haven, en Connecticut, los resultados señalan la necesidad de mejorar los resultados en los pacientes afroamericanos y pobres, además de sugerir que existen diferencias en la esperanza de vida después de un infarto que coincidirían con las brechas en la calidad de la atención.