Por Edith Honan
GARISSA, Kenia (Reuters) - La cifra de muertos por un ataque de extremistas somalíes en una universidad de Kenia posiblemente subirá por encima de los 147, dijeron el viernes los medios locales y una fuente del Gobierno, mientras los residentes expresaban su enfado por la brecha de seguridad que permitió la masacre.
Hombres armados del grupo militante al Shabaab, que tenían explosivos adosados a sus cuerpos, irrumpieron el jueves en el campus de la Universidad de Garissa, situado a unos 200 kilómetros de la frontera somalí, en un ataque con granadas y armas automáticas que inicialmente fue indiscriminado.
Más tarde, los insurgentes liberaron a algunos estudiantes musulmanes y empezaron a ejecutar a cristianos durante un infernal asedio que se extendió por unas 15 horas.
Muchos kenianos estaban furiosos porque la masacre se produjo pese a que se emitieron tres advertencias la semana pasada respecto a un ataque inminente en la universidad. Residentes locales acusaron a las autoridades de hacer poco para mejorar la seguridad en una región apenas desarrollada.
Cinco personas han sido arrestadas en relación con el ataque, informó el viernes la CNN, citando al ministro del Interior de Kenia, Joseph Nkaissery.
"Estas cosas ocurren debido a la negligencia del Gobierno. Que algo como esto ocurra cuando había rumores es inaceptable", dijo Mohamed Salat, de 47 años, un empresario keniano-somalí.
Funcionarios dijeron que casi 150 personas murieron, y al menos 79 resultaron heridas, muchas de gravedad. Pero dado que un número incierto de estudiantes todavía está desaparecido, el número de víctimas fatales podría elevarse.
"Sí, existe la posibilidad de que el número (de muertes) aumente", dijo una fuente del Gobierno vinculada a las investigaciones por el atentado.
El diario de mayor tirada de Kenia, Daily Nation, citó a sus fuentes para informar de que la cifra de muertos sería significativamente más alta.
Fuera de las puertas de la universidad, una multitud de mujeres con velo se aferraban a la esperanza de que las personas desaparecidas aún aparezcan vivas.
Barey Bare, de 36 años, buscaba a su primo, que trabajaba como cajero en la universidad, y ha estado desaparecido desde el jueves, dijo: "Estamos aquí esperando noticias para ver si podemos encontrarlo, vivo o muerto".
El feroz atentado incrementará la presión sobre el presidente Uhuru Kenyatta, quien ha tenido dificultades para detener las frecuentes escaramuzas de combatientes con armas automáticas y granadas, que han deteriorado la imagen de Kenia y han impactado a su vital industria del turismo.
El viernes, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamó a Kenyatta para expresarle sus condolencias por el "atroz ataque terrorista" y confirmó que aún planea visitar el país más adelante este año, dijo la Casa Blanca.
El Papa Francisco condenó el viernes el atentado de los militantes somalíes, según indicó el Vaticano.
"Su Santidad condena este acto de brutalidad sin sentido y reza por el arrepentimiento de los perpetradores", dijo un comunicado dado a conocer por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede.
Más de 400 personas han muerto a manos de al Shabaab -un grupo inspirado en al Qaeda- en la nación del este de África desde que Kenyatta asumió el cargo en abril de 2013, entre ellos 67 personas que perecieron en un atentado contra un centro comercial de Nairobi en septiembre de ese año.
El propio al Qaeda causó la muerte de 207 personas cuando hizo estallar la embajada estadounidense en Nairobi en 1998.
Al Shabaab dijo que sus recientes ataques son una represalia por el despliegue de tropas de Somalia para luchar contra los insurgentes.