Por Stella Dawson
WASHINGTON (Reuters) - Los líderes mundiales han redactado unos ambiciosos objetivos para acabar con la pobreza extrema para 2030 y promover el desarrollo durante los próximos 15 años, pero ahora tienen que averiguar cómo pagar esa factura.
Para los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDGs, por sus siglas en inglés) que se espera que Naciones Unidas adopte en septiembre se necesitarán billones de dólares, según expertos mundiales.
Los objetivos se dirigen a una amplia gama de cuestiones, desde la asistencia sanitaria universal, hasta la educación, agua, energía y la protección del medio ambiente.
Pero en un momento de austeridad presupuestaria, los gobiernos occidentales dejaron claro, de cara a la cumbre de financiación para el desarrollo en Addis Abeba en julio, que la ayuda extranjera será insuficiente para hacer este trabajo.
El total de la ayuda oficial para el desarrollo (ODA, por sus siglas en inglés) actualmente se encuentra en torno a los 131.000 millones de dólares anuales.
Los jefes de Estado deben aceptar un nuevo marco de financiación, uno que movilice la ODA, la inversión privada y unos altos niveles de ingresos de los gobiernos, dijo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el viernes.
"Se necesita mucho más. Necesitamos cambiar el discurso, de millones a billones", dijo Ban en el comité del Banco Mundial sobre finanzas para el desarrollo.
Mejorar el cobro de impuestos en países en vías de desarrollo fue lo más importante en la agenda de varias reuniones celebradas esta semana, durante las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para debatir nuevos modelos con el objetivo de aumentar la financiación para el desarrollo.
Mejorar los sistemas impositivos podría impulsar los presupuestos y dar a los gobiernos mayor financiación para invertir en programas sociales.
En muchos países con bajos ingresos, los impuestos suponen menos del 15 por ciento del producto interior bruto, frente a la media de al menos el 24 por ciento en las economías avanzadas, mostraron los datos del FMI. Los ministros de Finanzas pidieron más ayuda técnica.
Pero igualmente urgente es la necesidad de acabar con la financiación ilícita, la evasión de impuestos de las corporaciones multinacionales y los injustos contratos de minería y energía que roban a los países su riqueza en recursos naturales, dijo la ministra nigeriana de Finanzas, Ngozi Okonjo-Iweala.
Las multinacionales tienen una inmensa experiencia en cómo explotar los resquicios fiscales, conocimiento financiero del que carecen los países en vías de desarrollo, dejándolos incapaces de hacerse con los impuestos de sociedades sobre los beneficios de sus países, dijo.
"Estamos perdiendo mucho dinero", dijo Okonjo-Iweala. "La ODA importa, pero generar nuestros propios recursos importa incluso más", añadió.
Un panel de la ONU dirigido por el expresidente sudafricano Thabo Mbeki estimó que África pierde 50.000 millones de dólares cada año en economía ilícita, el doble de la cantidad de la ayuda oficial para el desarrollo que fluye hacia la región, y sostuvo que las multinacionales son responsables del 60 por ciento de esos ingresos perdidos.
La directora gerente del Banco Mundial, Sri Mulyani Indrawati, señaló la lucha contra la evasión fiscal y la economía ilícita, incluyendo los centros y empresas ficticias extraterritoriales que las compañías utilizan para desviar dinero, como elementos importantes para abordar el déficit en la financiación para el desarrollo.
Un estudio de la ONU estimó que cada año se pierden entre 250.000 y 350.000 millones de financiación para el desarrollo a través de la salida de potenciales ingresos que pueden ser gravados.
Indrawati dijo que los sofisticados centros financieros actúan como "cuasi-incitadores" que ayudan a los individuos corruptos y legitiman a las compañías que desvían fondos de los pobres.
"Para el niño de una escuela en Haití, la nueva madre en Malaui o el granjero en Bangladés, estas pérdidas tienen verdadero impacto. Así, resulta en aulas están muy llenas, en clínicas sanitarias que nunca se llegaron a construir y en agua que nunca fue suministrada", dijo.
Los líderes del G-20 han redactado propuestas para compartir información fiscal y mejorar la justicia fiscal corporativa, y se han comprometido a establecer registros sobre los dueños de activos escondidos en estructuras corporativas opacas.
Pero Indrawati dijo que se necesita más acción, señalándolo como una cuestión urgente para lograr los nuevos objetivos de desarrollo.