Por Jan Strupczewski y Julia Fioretti y Alastair Macdonald
BRUSELAS (Reuters) - El fiscal jefe de Bélgica identificó el miércoles a dos hermanos como suicidas del Estado Islámico que mataron al menos a 31 personas en los atentados más letales de la historia de Bruselas, pero dijo que otro sospechoso clave había huído.
Los ataques del martes en una ciudad que es la sede de la Unión Europea y la OTAN causó conmoción en Europa y resto del mundo, con las autoridades apresurándose a revisar la seguridad en los aeropuertos y en el transporte público. También reabrió el debate sobre el retraso en la cooperación europea de seguridad y fallos en la vigilancia policial.
El fiscal federal dijo en una rueda de prensa que Ibrahim El Bakraoui, de 29 años, uno de los dos hombres que se inmolaron el martes en el aeropuerto de Bruselas, había dejado un testamento en un ordenador abandonado en un contenedor de basura cerca de donde se escondían los militantes.
En él, se describe a sí mismo como "siempre huyendo, sin saber qué más hacer, siendo perseguido por todas partes, sin sentirse seguro y que si va por ahí, corre el riesgo de acabar junto a la persona en una celda" - una referencia al presunto autor de los atentados de París Salah Abdeslam, detenido la semana pasada.
Su hermano Khalid El Bakraoui, de 27, detonó una bomba una hora más tarde en un tren de metro en hora punta cerca de la sede de la Comisión Europea, dijo el fiscal Frederic Van Leeuw.
Los dos hombres, nacidos en Bélgica, tenían antecedentes penales por robo a mano armada, pero no estaban vinculados con anterioridad por los investigadores a militantes islamistas.
Al menos 31 personas murieron y unas 271 resultaron heridas en los ataques, dijo el fiscal. Esa cifra podría aumentar aún más debido a que algunas de las víctimas de la estación de metro de Maelbeek son difíciles de identificar por el estado en que quedaron tras la explosión. Varios supervivientes están todavía en estado crítico.
Los hermanos Bakraoui fueron identificados por sus huellas dactilares y las cámaras de seguridad, dijo el fiscal. El segundo suicida en el aeropuerto todavía no había sido identificado y un tercer hombre, a quien no nombró, había dejado la bomba de mayor tamaño y salió corriendo de la terminal antes de las explosiones.
Medios belgas identificaron a ese hombre como Najim Laachraoui, de 25 años, presunto reclutador y fabricante de bombas de Estado islámico cuyo ADN fue encontrado en dos cinturones explosivos utilizados en los ataques de París de noviembre pasado y en una casa de Bruselas usada por Abdeslam antes de su detención el pasado viernes.
Algunos medios dijeron que había sido capturado en el distrito de Anderlecht de Bruselas, pero luego dijeron que el detenido no era Laachraoui.
Khalid El Bakraoui había alquilado con un nombre falso el apartamento en ciudad de Forest donde la policía que buscaba a Abdeslam mató a un hombre armado en una redada la semana pasada. También habría alquilado una casa en la ciudad belga de Charleroi usada para preparar los ataques de París.
"DÍAS NEGROS"
El grupo islamista con sede en Siria reivindicó los atentados del martes, advirtiendo de "días negros" para los que luchan en Siria e Irak. Aviones de combate belgas se han unido a la coalición en Oriente Próximo, pero Bruselas ha sido durante mucho tiempo un centro de militancia islamista.
Se guardó un minuto de silencio en toda Bélgica a mediodía. El primer ministro, Charles Michel, canceló un viaje a China y revisó las medidas de seguridad con su gabinete antes de asistir a un evento conmemorativo en la sede de la Comisión Europea con el rey Philippe, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y el primer ministro francés, Manuel Valls.
"Estamos decididos, es verdad que con una fuerte sensación de dolor en el estómago, pero estamos decididos a actuar", dijo Michel en una rueda de prensa conjunta con Valls. "Francia y Bélgica están unidos en el dolor más que nunca".
Donald Trump, el favorito para obtener la nominación presidencial del Partido Republicano estadounidense para las elecciones de noviembre, sugirió que los sospechosos podrían ser torturados para evitar este tipo de ataques.
Tras una pista de un taxista que sin saberlo llevó a los responsables al aeropuerto, la policía de Bruselas registró un apartamento en el barrio de Schaerbeekun y encontró otra bomba, una bandera de Estado Islámico y productos químicos para fabricar explosivos.
Un artefacto explosivo no utilizado fue encontrado posteriormente en el aeropuerto.