Por Blanca Rodríguez
MADRID/BARCELONA (Reuters) - El presidente del Gobierno catalán en funciones, Artur Mas, se declaró el lunes tranquilo tras el rechazo del movimiento independentista de izquierdas de la CUP a apoyar su investidura en Cataluña, y rechazó hacerse a un lado para evitar la repetición de las elecciones regionales en marzo.
"Estoy tranquilísimo y con ganas de luchar, con ganas de tirar para delante, plantar cara a los poderes de Madrid que siempre han intentado que este país no pueda salir a delante, pero también con ganas de plantar cara a algunos de aquí que ponen las cosas excesivamente difíciles", dijo Mas en Barcelona.
En sus primeras declaraciones tras el veto del domingo, Mas se paró brevemente con la prensa cuando entraba a la reunión de la ejecutiva de su partido Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), que posteriormente rechazó la posibilidad de presentar un candidato alternativo que, según la CUP, sí podría sumar los apoyos necesarios para formar un nuevo Gobierno.
El coordinador general de CDC, Josep Rull, criticó en una rueda de prensa la actitud de los anticapitalistas de la CUP, a quienes acusó de caer "en la paradoja de ser una aliada del Estado español".
El líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y socio de CDC en la coalición electoral Junts pel Sí (JxSí), Oriol Junqueras, celebró una rueda de prensa en la que evitó apoyar a Mas pero tampoco presionó por un nuevo candidato como hizo la CUP, limitándose a pedir a ambas formaciones que negocien hasta el final del plazo.
"Si faltan cinco días, hay que aprovechar todos los días, las horas los minutos que faltan para intentar llegar a un acuerdo (...) no hay ninguna garantía de que unas elecciones en marzo dibujen un panorama más gobernable", dijo Junqueras.
LAS TENSIONES SE MULTIPLICAN
En una demostración de que los últimos acontecimientos han generado tensiones en la apuesta independentista, el líder de la CUP, Antonio Baños, que en público había criticado con dureza al candidato de JxSi, anunció su dimisión precisamente por estar en contra de la falta de apoyo de la formación a Mas.
"Yo me encontraba entre los partidarios de aceptar la propuesta de acuerdo de JxSí y votar la investidura de su candidato", dijo Baños.
Antes de las declaraciones de Baños y Junqueras, ya habían surgido voces críticas con Mas y con la negativa de la CUP a su investidura, como la del diputado de ERC Joan Tardà, que pidió el lunes a Mas en su cuenta de Twitter (N:TWTR) que diera un "paso al lado" para que el proceso de ruptura con España siga adelante.
Desde la calle se oyeron voces pidiendo la presentación de un candidato alternativo, para evitar las que serían las cuartas elecciones autonómicas en Cataluña en cinco años y medio.
"Creo que deberían presentar a otra persona, mucha gente está contra Mas. No creo que haya hecho nada bueno o malo, pero todo el escándalo (de corrupción) con (Jordi) Pujol le ha pasado factura a Mas", dijo Mercè Masdéu, trabajadora de una guardería de 49 años.
La mesa y la junta de portavoces del Parlamento catalán acordaran el lunes no convocar de momento el pleno de investidura que se debía celebrar esta semana para evitar la convocatoria automática de elecciones el 10 de enero.
Por el lado de los partidos llamados "constitucionalistas", opuestos a la independencia catalana, la posibilidad de celebrar nuevas elecciones fue considerada como el "escenario menos malo" y una oportunidad para formar un Gobierno alternativo a los independentistas.
La líder catalana de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que quedó en segunda posición en las elecciones de septiembre, dijo que esperaba que unas nuevas elecciones reforzaran aún más su posición en el Parlamento catalán para tener un Gobierno "que no ponga en peligro la estabilidad y la unión de los ciudadanos".
Su posición casi fue calcada a la del Partido Popular en Cataluña, cuyo portavoz, Xavier García Albiol, dijo que unas elecciones, que previsiblemente se celebrarían en marzo, podrían ser "la estocada final" al proceso independentista.
La previsible vuelta a las urnas en Cataluña acerca también la posibilidad de nuevas elecciones en el resto de España, ya que las generales del pasado 20 de diciembre ofrecieron un Congreso fragmentado y sin mandato claro para formar Gobierno.
La menor amenaza de un Gobierno independentista reduce la presión sobre el PP de Mariano Rajoy y sobre el Partido Socialista de Pedro Sánchez para formar una coalición ante el desafío catalán, mientras que los partidos soberanistas con escaños en el Congreso tendrán menos incentivos para apoyar a un Gobierno contrario a un referéndum.
(Información adicional de Pilar Suárez en Barcelona; Editado por Jesús Aguado)