Andrés Sánchez Braun
Tokio, 29 may (EFE).- Tras el apagón nuclear, Japón se arriesga a sufrir este verano cortes eléctricos que golpearían con dureza a las empresas, muchas de las cuales ya soportan desde abril una importante subida en la factura de la luz.
El Gobierno, que aún no ha convencido a las administraciones locales de que reactivar los reactores atómicos del país es seguro, presentó un plan para que la mayoría de hogares y compañías de Japón recorten el gasto eléctrico en esta época en la que el calor y la humedad disparan el consumo, y evitar así los apagones.
El programa alcanza su grado más severo en la región de Kansai, la más dependiente de la fusión nuclear antes del accidente en Fukushima y sede de grandes fabricantes de electrónica como Panasonic y Sharp, donde se ha pedido un ahorro del 15 % con respecto al verano de 2010, el más caluroso desde 1895.
Se prevé que la capacidad de generación de la eléctrica regional de Kansai estará un 15 % por debajo de lo necesario en caso de que se presente un estío tan caluroso como el de hace dos años, algo que parece probable según los pronósticos meteorológicos.
"No solo las grandes compañías pueden sufrir. Las empresas de biotecnología, los fabricantes de semiconductores o las metalúrgicas pueden encajar un golpe muy duro si hay cortes", comenta a Efe Takeo Kikkawa, profesor de Economía de la Universidad de Hitotsubashi.
Solo las regiones de Okinawa (sur), donde no existen reactores nucleares, Tohoku (noreste) y Kanto (centro), donde se encuentra Tokio, están exentas del plan de ahorro.
Sin embargo, las compañías del área capitalina ya pagan desde el pasado abril la subida del 17 % impuesta por la eléctrica regional en la factura de la luz para compensar el coste que supone aumentar el rendimiento de sus plantas térmicas ante la falta de reactores nucleares.
El mes pasado, este tipo de generación eléctrica aumentó en el país un 44,6 % interanual, según la Federación de Compañías Eléctricas, lo que provocó un nuevo déficit mensual en la balanza comercial nipona ante el incremento de las importaciones de petróleo y gas natural licuado.
La entrada en vigor, el 1 de julio, de la ley de retribución de la producción de energía eléctrica mediante fuentes renovables supone el primer paso en la reforma del modelo de producción y distribución, algo por lo que clama la principal patronal nipona desde hace tiempo.
El profesor considera que el siguiente paso será "la liberalización total del mercado para consumidores por debajo de 50 kilovatios", para después optar por un modelo que acabe con los monopolios de las eléctricas regionales al separar la operación del sistema de la distribución, "algo que llevará de dos a tres años".
Sin embargo, a corto plazo lo que más preocupa a las empresas es la pronta reapertura de reactores nucleares en Japón.
En ese sentido, el Gobierno ya solo necesita el "sí" de la provincia de Fukui (en Kansai), para reactivar dos reactores en la central de Oi, los primeros en superar las pruebas de resistencia concebidas por el Gobierno tras el accidente en Fukushima.
Kikkawa cree que el Gobierno de Fukui dará su aprobación a cambio de un compromiso de la empresa operadora para reforzar aún más la seguridad en la planta de cara a posibles desastres naturales, algo que podría suceder "de aquí a mediados de junio".
Sin embargo, como recuerda el economista, hasta entonces las empresas niponas no van a tener otro remedio que seguir pendientes de los partes meteorológicos de cara al verano. EFE
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