JERUSALÉN (Reuters) - La policía israelí irrumpió el domingo en la plaza situada frente a la mezquita Al Aqsa de Jerusalén, para según dijo intentar atajar los intentos palestinos de interrumpir las visitas de judíos y turistas extranjeros en la víspera del Año Nuevo judío.
La policía utilizó gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento contra jóvenes palestinos, que se atrincheraron en el interior de la mezquita y lanzaron piedras y bengalas, dijo un testigo de Reuters. El ministro de Seguridad Pública israelí Gilad Erdan, dijo en un comunicado que los jóvenes palestinos también tenían bombas caseras.
No había rastro de que éstas hubieran detonado. No se registraron heridos graves y el recinto, venerado por los musulmanes como el Noble Santuario y por los judíos como el Monte del Templo, fue abierto a los visitantes después de que cesara la violencia, dijo la policía.
Un comunicado del presidente palestino, Mahmud Abas, dijo que "condenaba enérgicamente la agresión de los israelíes irrumpiendo en Al Aqsa esta mañana con soldados y policía de ocupación".
El oficial de Al Aqsa Radwan Amr dijo que 32 de las ventanas de la mezquita quedaron total o parcialmente destruidas, una puerta se había roto y la alfombra se había quemado en 12 lugares.
Los jóvenes palestinos, dijo la policía israelí en un comunicado, pretendían "interrumpir la rutina de visitas al Monte del Templo en la víspera de Rosh Hashaná", el año nuevo judío, que comienza al atardecer del domingo.
"Una fuerza policial ... sorprendió a los jóvenes en las barricadas y entró en la zona de Monte del Templo", para que pudieran llevarse a cabo las visitas, añadió el comunicado.
Ultranacionalistas judíos han estado presionando al Gobierno israelí para que permita que los judíos recen en el recinto fuera de Al Aqsa, que se eleva por encima del Muro de las Lamentaciones del judaísmo.
Esas oraciones, que sin duda causarían indignación entre los musulmanes, llevan prohibidas por Israel en la plaza desde que capturó Jerusalén Este, y su ciudad vieja, en la guerra de Oriente Próximo de 1967.
La última vez que hubo enfrentamientos frente a Al Aqsa entre la policía israelí y jóvenes palestinos fue a finales de julio, en el día judío anual de luto por dos templos bíblicos destruidos de Jerusalén.
Israel considera la totalidad de Jerusalén como su capital indivisible y eterna, una demanda no reconocida internacionalmente.
Los palestinos quieren que Jerusalén Este, anexionada por Israel después de la guerra de 1967, sea la capital de un estado que aspiran a establecer en la ocupada Cisjordania y en la Franja de Gaza.