Londres, 9 may (EFE).- La viabilidad de la polémica planta de reciclaje nuclear de Sellafield (noroeste de Inglaterra) está en duda después de que el primer ministro japonés demandase el cierre de una planta atómica nipona que debía ser su principal cliente.
Si finalmente cierra la planta de Hamakoa, a 200 kilómetros de Tokio no daría siquiera lugar a que comenzasen los suministros de combustible nuclear desde Sellafield hasta esa central japonesa, según el diario The Independent.
Se trata del último de una serie de problemas en torno a Sellafield que habían costado al contribuyente británico ya 1.340 millones de libras (1.521 millones de euros) antes del desastre de Fukushima.
Funcionarios de la industria nuclear británica han solicitado, según el diario, celebrar conversaciones urgentes con sus colegas japoneses después de conocerse la propuesta del primer ministro de aquel país, Naoto Kan.
El político nipón quiere que se cierre el complejo nuclear de Hamaoka, una central situada entre dos fallas geológicas, por el riesgo que supone en caso de una nueva catástrofe, que obligaría a evacuar Tokio.
Hamaoka debía ser la primera central japonesa que recibiese combustible nuclear - óxido mixto o Mox- producido por la planta de Sellafield.
Si el jefe de Gobierno japonés consigue su propósito, se cerrará Hamaoka antes de que Sellafield esté en condiciones de atender el único pedido en firme de combustible nuclear.
Al mismo tiempo ya no tendría justificación la planta inglesa, que se construyó pensando sobre todo en el suministro de cientos de toneladas de combustible Mox para la industria nuclear nipona.
La existencia de una fuerte demanda en Japón es crucial para los intentos británicos de generar un mercado para ese tipo de combustible, que se produce mezclando dióxido de plutonio recuperado de las varillas de combustible gastadas con óxido de uranio.
La promesa de lucrativos contratos japoneses para ese combustible reciclado fue la razón principal para que el anterior Gobierno laborista aprobase en 2001 la construcción de Sellafield tras una larga serie de disputas legales.
La planta de Sellafield se ha visto acosada desde el principio por los problemas, y así en lugar de producir 120 toneladas de combustible al año, sólo ha conseguido generar 13 toneladas en ocho años con un costo total para el contribuyente de 1.340 millones de libras (1.521 millones de euros) y un costo adicional que se espera que sea de otros 800 millones de libras (908 millones de euros).
El anuncio del primer ministro japonés llega en un mal momento o para Sellafield y el gobierno británico, que ha dicho que quiere construir una segunda planta destinada a la producción de Mox en el mismo lugar a fin de reciclar todo el plutonio almacenado en lo que se considera como el mayor basurero nuclear del mundo.
Si el Gobierno construye una segunda planta para reciclar ese plutonio, dice el periódico, tendrá que subvencionar a las compañías eléctricas para que quemen el combustible en sus reactores, pero ha insistido en que no habrá subvenciones para los operadores nucleares. EFE