Por Tom Balmforth
KIEV, Ucrania, 30 ene (Reuters) - Las fuerzas rusas reivindicaron el lunes sus mayores avances en meses en el este de Ucrania, tras una oleada tras otra de ataques que, según Kiev, demuestran que Moscú no tiene en cuenta la vida de sus propios hombres.
El administrador de las zonas controladas por Rusia de la provincia de Donetsk, Denis Pushilin, dijo que las tropas aseguraron un punto de apoyo en Vuhledar, una ciudad minera de carbón cuyas ruinas han sido un bastión ucraniano desde el comienzo de la guerra.
Un día antes, el jefe de la fuerza mercenaria rusa Wagner dijo que sus combatientes capturaron Blahodatne, un pueblo al norte de Bajmut, una ciudad que ha sido el foco de ataques rusos sostenidos durante meses.
Kiev dijo que repelió los asaltos a Blahodatne y Vuhledar, y Reuters no pudo verificar de forma independiente la situación en esos lugares. No obstante, las localizaciones de los combates notificados indicaban claros, aunque graduales, avances rusos tras unos dos meses en los que las líneas del frente habían permanecido en gran medida estancadas.
"La situación es muy dura. Bajmut, Vuhledar y otros sectores de la región de Donetsk sufren constantes ataques rusos", dijo el presidente, Volodímir Zelenski, en un discurso por video a última hora del domingo. "El enemigo no cuenta con su gente y, a pesar de las numerosas bajas, mantiene una alta intensidad de los ataques".
Vuhledar se encuentra al sur de Bajmut, cerca de donde la línea del frente oriental protege las líneas ferroviarias controladas por Rusia que abastecen a las fuerzas de Moscú en el sur de Ucrania. Mykola Salamakha, coronel ucraniano y analista militar, declaró a la Radio NV ucraniana que el asalto de Moscú en esa localidad tenía un coste enorme.
"La ciudad está en una zona elevada y allí se ha creado un núcleo defensivo extremadamente fuerte", señaló. "Esto es una repetición de la situación en Bajmut: una oleada de tropas rusas tras otra aplastadas por las fuerzas armadas ucranianas".
RETRASOS OCCIDENTALES
En las últimas semanas, los países occidentales han prometido cientos de modernos tanques y vehículos blindados para equipar a las fuerzas ucranianas de cara a una contraofensiva para recuperar el territorio a finales de 2023.
No obstante, aún faltan meses para la entrega de esas armas, por lo que Kiev tendrá que luchar durante el invierno boreal en lo que ambas partes han descrito como una picadora de carne de guerra de desgaste implacable.
Después de que Rusia agotó a su ejército con un asalto fallido a Kiev el año pasado, las fuerzas ucranianas contraatacaron y recuperaron franjas de territorio en otoño. Pero ese avance se ha estancado desde noviembre, permitiendo a Rusia retomar la iniciativa.
La fuerza mercenaria Wagner de Moscú ha enviado a miles de convictos reclutados en las cárceles rusas a combatir en los alrededores de Bajmut, ganando tiempo para que el ejército regular ruso reconstituya las unidades con cientos de miles de reservistas.
Zelenski afirmó que Occidente debe acelerar la entrega de las armas prometidas para que Ucrania pueda volver a la ofensiva. "Rusia quiere que la guerra se prolongue y agotar nuestras fuerzas. Así que tenemos que hacer del tiempo nuestra arma", señaló.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, afirmó que el suministro de armas por parte de los países occidentales conduce "a que los países de la OTAN se involucren cada vez más directamente en el conflicto, pero no tiene el potencial de cambiar el curso de los acontecimientos y no lo hará".
Zelenski se reunió el lunes en Mykolaiv con la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, en una visita inusual de un dirigente extranjero cerca del frente. La ciudad, donde se detuvo el avance ruso en el sur, había estado sometida a incesantes bombardeos hasta que Ucrania hizo retroceder la línea del frente en noviembre.
(Reporte de Reuters; escrito por Peter Graff y Philippa Fletcher; editado en español por Carlos Serrano)