Por Mark John
PARIS (Reuters) - Las esperanzas de Nicolas Sarkozy de presentarse a un nuevo mandato presidencial en 2017 se enfrentan a una primera prueba crucial el sábado, cuando los miembros de su partido conservador UMP votan para elegir a un nuevo líder.
Sarkozy, que ha observado con impaciencia desde fuera desde que perdió la presidencia de Francia ante el socialista François Hollande en 2012, es el favorito para ser nombrado presidente del UMP. Pero también sabe que sólo una victoria por gran mayoría disuadirá a sus rivales de partido de emerger más tarde para desafiarlo en la carrera hacia la presidencia.
"Si obtiene menos del 70 por ciento eso podría provocar que otros en el UMP vean una ventana de oportunidad", dijo Jean-Daniel Levy, de la encuestadora Harris Interactive.
Con las tasas de aprobación de Hollande en mínimos récord por el aumento de los impuestos y el fracaso en la lucha contra el desempleo, los conservadores de la oposición deberían tener grandes aspiraciones.
Pero el UMP ha estado dividido mucho tiempo por disputas de liderazgo y está inmerso en una investigación legal por supuestas irregularidades de financiación, mientras que algunos de sus votantes han sido persuadidos por un resurgente Frente Nacional de extrema derecha, liderado por Marine Le Pen.
Un político que polariza a la opinión pública francesa y que no oculta el mal concepto que tiene de Hollande, Sarkozy regresó en septiembre con una plataforma de derechas dirigida a ganar votantes de Le Pen y a refundar su partido de 12 años.
Sarkozy quiere apelar a los votantes conservadores preocupados por la faceta multicultural de Francia, que cuenta con la mayor minoría musulmana de la Unión Europea.
"Para ser un ciudadano francés debes adoptar la forma de vida francesa, aceptar las normas de la República Francesa y aceptar su cultura y lenguaje", dijo Sarkozy en un mitin en París este mes.
Sarkozy, que sostiene que su primer intento por renovar la economía no funcionó por la crisis de deuda de la eurozona, promete usar un segundo mandato para recortar de forma masiva el gasto público y modernizar las protectoras leyes laborales del país.
En una retórica que a menudo recuerda a la de los euroescépticos británicos, Sarkozy, de 59 años, ha instado a la UE a entregar todos menos sus poderes fundamentales a los gobiernos nacionales y, bajo presión de los conservadores, prometió revocar una ley de 2013 que permite los matrimonios homosexuales.
(Información adicional de Sophie Louet; Traducido por Raquel Castillo en Madrid)