HOLA PRYSTAN, 9 jun (Reuters) - Maria Mikhailovna, pensionista, cuenta que su marido la despertó en mitad de la noche y descubrió que sus pertenencias estaban bajo el agua tras el derrumbe de la gigantesca presa ucraniana de Nova Kajovka.
"El agua en la casa llegaba a la altura de la cintura. A medianoche todo estaba seco, tanto dentro como fuera", explica esta mujer de 73 años, que camina despacio con la ayuda de un bastón.
"Apenas podemos andar. Salimos y tuvimos suerte de que hubiera transeúntes. Nos ayudaron a llegar a la tienda 'Vostok'. Luego seguimos caminando con dificultad hasta donde estaban nuestros amigos", explica a Reuters.
Con el agua pisándoles los talones, ella y su marido siguieron adelante de un lugar a otro, dijo en la ciudad de Hola Prystan, en la región ucraniana de Jersón, al sur del país, y añadió que estaba agradecida a sus rescatistas.
El jueves fueron puestos a salvo junto a otros pensionistas en un bote de goma tripulado por socorristas del Ministerio de Situaciones de Emergencia ruso.
Las fuerzas rusas tomaron el control de Hola Prystan, una ciudad en la que vivían unas 13.000 personas, el año pasado como parte de lo que Moscú denomina su "operación militar especial".
Tras el derrumbe el martes de la gran presa soviética de Kajovka —un desastre humano y ecológico del que Rusia y Ucrania se culpan mutuamente—, las lanchas neumáticas han sustituido a los coches en las calles de la ciudad.
El jueves, animales y personas se refugiaron en los tejados. En una escena surrealista, un pequeño grupo de cabras y gallinas permanecían de pie sobre lo que parecía parte de un tejado rodeado por el agua de la inundación mientras pasaban los rescatadores en lanchas neumáticas.
La primera o las dos primeras plantas de las casas y los patios de la gente estaban bajo el agua y una iglesia de color verde esmeralda estaba semisumergida, con las copas de los árboles sobresaliendo del agua en algunos lugares.
Los socorristas recorren la ciudad en barcas en busca de supervivientes, gritándose unos a otros las direcciones que han comprobado.
Muchos de los rescatados parecían ancianos, pero también había niños pequeños y sus madres.
Una mujer llevaba a su gato en la bolsa y una anciana se aferraba a una jaula de pájaros mientras la transportaban a tierra firme.
Una mujer que dio su nombre como Oksana contuvo las lágrimas mientras ella y su hija eran evacuadas en un bote con sus dos perros.
"Acabamos en la guardería porque un torrente de agua se llevó nuestra casa", dijo Oksana, mientras su hija giraba la cabeza para sollozar.
(Información de Reuters en Hola Prystan; escrito por Andrew Osborn; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)