LA ESPERANZA, Honduras (Reuters) - Una prestigiosa líder indígena y ambientalista de Honduras asesinada por desconocidos fue sepultada el sábado en un funeral multitudinario, en medio de protestas para que se esclarezca el crimen y se condene a los responsables.
Berta Cáceres, una profesora de 43 años conocida por su lucha para detener proyectos hidroeléctricos y mineros en tierras de grupos étnicos, fue atacada a tiros en su residencia por dos hombres la madrugada del jueves, dijeron autoridades.
"Justicia, justicia", coreaban miles de personas en las estrechas calles de la ciudad de La Esperanza, en su mayoría campesinos y mujeres vestidas con vestidos coloridos que llegaron al sepelio desde poblados y comunidades en montañas de la región.
La Esperanza, una ciudad semi rural habitada principalmente por indígenas Lencas a unos 180 kilómetros al oeste de la capital, es el lugar de nacimiento y el sitio donde la activista fue asesinada.
Cáceres, líder del Consejo de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), fue premiada en abril de 2015 con el reconocido premio ecologista Goldman por su batalla para evitar la construcción de una presa de 50 millones de dólares que amenazaba con desplazar a cientos de indígenas.
La obra, subcontratada por una empresa local al gigante constructor chino Sinohydro, se encuentra temporalmente paralizada debido a las protestas lideradas por Cáceres.
Autoridades del empobrecido país centroamericano, que tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo, informaron el jueves que arrestaron a un sospechoso del crimen y al vigilante de la zona donde habitaba Cáceres.
También dijeron que interrogaban a un mexicano que fue testigo del asesinato, pero hasta ahora no han divulgado hipótesis sobre las posibles motivaciones de los agresores.
"Este es un crimen político ejecutado por sicarios. Exigimos una investigación independiente. Responsabilizamos a la Empresa de Energía" que es la compañía local que impulsa la construcción de la represa hidroeléctrica, dijo Olivia Zúñiga, hija de Cáceres en una conferencia de prensa.
Cáceres, que en reiteradas ocasiones denunció amenazas de muerte contra ella y su familia, por lo que contaba con medidas cautelares de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), no contaba con protección de seguridad gubernamental cuando fue atacada.
El crimen fue condenado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos y Greenpeace.