Por Alistair Bell
WASHINGTON (Reuters) - La reanudación de las relaciones diplomáticas plenas entre Estados Unidos y Cuba podría ser el inicio de un largo proceso de descongelamiento tras décadas de animosidad, pero el camino estará lleno de obstáculos, algunos tan importantes como las sanciones de Washington a la isla de régimen comunista.
El embargo contra Cuba se encuentra consagrado en la legislación estadounidense, particularmente en la Ley Helms-Burton de 1996, que intensificó las sanciones contra las compañías estadounidenses que realicen actividades comerciales con Cuba y a los estadounidenses que visiten la isla.
Sólo el Congreso puede derogar esta ley, una posibilidad cercana a cero ahora que los republicanos se disponen a tomar el control de la Cámara de Representantes y el Senado en enero.
En lugar de pasar por el Congreso, el presidente Barack Obama usará su autoridad ejecutiva para aliviar las restricciones a algunas actividades comerciales, viajes y servicios bancarios, para permitir que los cubanos envíen más dinero a su país.
Los bancos estadounidenses podrán abrir cuentas corresponsales en entidades cubanas, mientras que las actividades comerciales con el sector privado cubano serán más fáciles.
El primer paso concreto en el acercamiento es el intercambio de prisioneros, bajo el cual fue liberado el estadounidense Alan Gross, quien llegó el miércoles a una base de la Fuerza Aérea de Estados Unidos cerca de Washington.
Además, un agente estadounidense de inteligencia no identificado fue canjeado por tres prisioneros cubanos detenidos en Estados Unidos.
Como parte de la nueva etapa en las relaciones, se espera que el Departamento de Estado declare que Cuba ya no es un "Estado patrocinador del terrorismo" y que lo elimine de una lista que incluye a Irán, Sudán y Siria. Este paso no necesita la aprobación del Congreso.
Si bien Cuba apoyó a rebeldes de izquierda durante la Guerra Fría, pocos en el Gobierno de Estados Unidos creen que La Habana juegue actualmente un papel importante en el apoyo al terrorismo. De hecho, Cuba ha sido sede de las conversaciones de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla colombiana de las FARC durante este año.
TRANSICIÓN Y GUANTÁNAMO: FACTORES
Mientras se alivia la tensión entre ambos países, Estados Unidos y Cuba intentarán volver a abrir embajadas en sus respectivas capitales después de décadas de relaciones diplomáticas rotas.
Ese paso podría encontrar un obstáculo si Obama nombra un embajador en Cuba, ya que la designación requeriría la confirmación del Senado, y los republicanos podrían bloquearla.
Sin embargo, Washington podría abrir una embajada en La Habana sin embajador, dejando la misión en manos de otros diplomáticos de alto rango.
El incierto panorama hace que puedan pasar años antes de que las sanciones se levanten totalmente, incluso aunque la Casa Blanca quiera y Cuba mejore su historial de derechos humanos.
La Ley Helms-Burton establece que el embargo no se puede terminar hasta que Cuba inicie una transición hacia un gobierno democrático que excluya al actual presidente Raúl Castro y su hermano Fidel.
Salvo acontecimientos imprevistos, es probable que Raúl Castro permanezca en el cargo durante algunos años más, aunque ya anunció que no buscará la reelección en 2018.
Además, el Congreso de Estados Unidos estará en manos de los republicanos al menos hasta después de las elecciones de 2016, por lo que el apetito legislativo en Washington para poner fin al bloqueo sin duda será limitado.
Y en caso de que las sanciones se levanten, una queja cubana probablemente seguirá dando vueltas: la presencia de Estados Unidos en la Base Naval de la Bahía de Guantánamo, en el sureste de la isla.
Estados Unidos arrienda el terreno donde se encuentra la base desde 1903, aunque Cuba no ha aceptado pagos durante décadas.
Guantánamo alberga ahora una prisión estadounidense de detenidos durante la "guerra contra el terrorismo", la cual Obama no ha logrado cerrar a pesar de las promesas realizadas durante su primera campaña presidencial en 2008.