"El mercado de bonos global está fuera de control. Si hay un crash será en los bonos, no es las acciones", me dice Larry C. experto financiero afincado en la City, que añade: "los inversores son los que más veces tropiezan en la misma piedra y los que más rápidamente pierden la memoria ¿Ejemplo? El 17 de abril, el rendimiento del bund cayó a un mínimo histórico de 0,05%. Tres semanas después, se disparó a 0,786%, pese a que no hubo una gran noticia o un amplio cambio en el ánimo de los inversionistas. Como señala The Wall Street Journal, el bono soberano alemán, durante este breve período, fue una operación de impulso, como sucedió con las acciones de Internet de hace una generación. Escribe COLIN BARR en ese rotativo que la renta fija de Estados Unidos representa uno de mayores mercados financieros del mundo, con US$39,5 billones en circulación a mediados de 2015, según la Asociación de la Industria de Valores y Mercados Financieros (Sifma, por sus siglas en inglés), una agrupación del sector financiero. La cifra equivale a 1,5 veces el tamaño de los mercados de acciones estadounidenses y casi el doble del combinado de las cinco mayores bolsas fuera de EE.UU. (de Japón, China y Europa), según la Federación Mundial de Bolsas...".
"Los mercados internacionales de deuda también han estado en auge. Sondear el mercado global de bonos de 2015 puede ser un ejercicio intimidante. La renta fija, asociada desde hace mucho con la seguridad y la previsibilidad, parece más vulnerable que nunca a cambios de precios e interrupciones de operaciones que podrían desbordarse y amenazar la financiación de empresas y consumidores...".
"Les aconsejo que lean ese artículo. Pero el asunto no es nuevo. Desde principios de año se han dibujado las principales líneas del crash del mercado de bonos soberanos debido a cuestiones básicas, muy repetidas desde estas líneas: escasa liquidez (no hay dinero suficiente para atender la desbandada general, salvo que los bancos centrales, que es lo que seguramente harán, llenen y llenen las alforjas) y precios de escándalo. Aunque han cambiado muchos los métodos de valoración de los activos, impuesto por la desenfada literatura de los bancos de inversión y de los agentes de intermediación financiera, cuyo único afán es generar ingresos por comisiones, hay un concepto que nunca podrán borrar de la gestión, por mucho que los ninguneen. Este no es otro que el PER, que es el que realmente determina si un activo, sea cual fuere, está caro o barato. Con tipos cero ¿cuál es el PER del bono soberano? ¿100 veces? Con tipos negativos, que es lo que abunda ahora en el mercado, por las actuaciones de los bancos centrales ¿a dónde lleva el PER? ¿200 veces? Nadie, por tanto, debe sorprenderse del crash de los bonos, crash incipiente, crash anunciado, pero que, a buen seguro, controlarán los bancos centrales para que el Sistema no se incendie y tire por la borda los logros conseguidos".
"Y en este escenario ¿cuál es la opción favorita? Abunda el número de estrategas que apuesta por la liquidez, permanecer quietos. Yo, no obstante, apuesto por la Bolsa como la gran favorita, la gran beneficiada. Siempre ha sucedido así: la liquidez es total y el PER no alcanza las 18 veces. Además, se auguran etapas de crecimiento económico sostenido. Aprovecho los incrementos de volatilidad y los miedos para comprar...".
Para finalizar, les recomiendo este enlace publicado la pasada primavera:
Prepárese para movimientos exagerados de los precios de la Deuda Soberana
En los últimos meses se ha producido una bajada generaliza de los rendimientos de la deuda soberana: el QE del BCE, la todavía baja inflación, el débil crecimiento, la evolución de los precios del crudo… Sin embargo, en opinión del gestor de Henderson James MacAlevey, “todavía es difícil justificar que rentabilidades tan bajas en la mayoría de mercados de renta fija estén basadas en métricas fundamentales”. Por ello, el gestor ha decidido analizar las dinámicas de la oferta y la demanda en la renta fija soberana.
El experto observa que, debido a las inyecciones de liquidez como consecuencia de las políticas monetarias agresivas, junto con la existencia de inversores que no quieren o no pueden vender bonos, se ha producido un desplazamiento en la curva de la oferta y la demanda. “Este movimiento reduce la cantidad de la oferta para el resto del mercado, y en realidad tensa la curva de la oferta porque los inversores que tienen bonos soberanos son reticentes a venderlos, salvo a precios mucho más elevados”, resume McAlevey, que se encarga de la gestión del Henderon Horizon Total Return Bond. Es decir: “La oferta es mucho menos sensible a los cambios en los precios que antes. En términos económicos, la oferta ahora es más inelástica”.
(Gráfico: P es igual a Precio, S es igual a Oferta y D es igual a Demanda).
El gestor de Henderson trata de cuantificar esta inelasticidad con un ejemplo. Parte de la constatación de que actualmente la Reserva Federal tiene en su balance más del 40% de todo el stock de deuda viva de larga duración (entre 10 y 30 años), lo que deja en torno a 750.000 millones de dólares disponibles para el resto de participantes de mercado. A continuación, se fija en que las industrias aseguradora y de pensiones pueden tener en torno a 6 billones de dólares en activos de renta fija bajo gestión; si bien no todo este patrimonio está compuesto por deuda soberana, el experto encuentra lógico asumir que una parte importante pertenecerá a “papel” estadounidense. Si se juntan estos tres grandes actores, se puede constatar rápidamente que “una cantidad significativa de la deuda viva estadounidense de larga duración está en manos de aquellos que no quieren venderla”. Por tanto, “sin una reversión total del QE, la oferta seguirá siendo escasa”, sentencia McAlevey.
¿Cuál es la principal consecuencia de este ajuste en la oferta? “El impacto de un shock por parte de la demanda llevará a un movimiento más exagerado del precio que antes”, sentencia el experto. Pone como ejemplo de este movimiento a otro colapso reciente, el de la demanda del crudo, pero con una diferencia: “El cambio en el precio es mucho más pronunciado en un entorno de oferta reducida, con un nuevo equilibrio de precios”, concluye el experto.