- Presenta los resultados del 4T de 2021 el jueves, 20 de enero, antes de la apertura del mercado
- Expectativa de ingresos: 9.310 millones de dólares
- Expectativa de BPA: -1,54 dólares
Las acciones de las aerolíneas siguen siendo una apuesta arriesgada a pesar de la fuerte recuperación del tráfico de pasajeros del año pasado. La rápida propagación de la variante Ómicron y la subida de los precios del combustible han nublado las perspectivas de crecimiento del sector, justo cuando empezaba a recuperarse de uno de los descensos de los viajes más pronunciados de la historia reciente.
La más atribulada de las aerolíneas estadounidenses, American Airlines (NASDAQ:AAL), reflejará probablemente estos problemas en sus resultados del cuarto trimestre, que se publicarán mañana. Según la estimación de analistas, si bien se prevé que las ventas se dupliquen en comparación con el cuarto trimestre de 2020, la compañía indicará que las pérdidas se han ampliado durante el trimestre.
En octubre, la empresa advirtió de que la subida de los costes del combustible podría retrasar su camino hacia la rentabilidad tras las pérdidas provocadas por la pandemia.
Los costes del combustible compiten con la mano de obra por el primer puesto en gasto más importantes para las compañías aéreas, y la persistencia de los precios elevados podría contribuir a dar al traste con los esfuerzos de la mayoría de las aerolíneas estadounidenses para volver a obtener beneficios tras el colapso de los viajes durante la pandemia del coronavirus. American Airlines gastó 1.950 millones de dólares en combustible e impuestos sólo en el tercer trimestre, el triple que el año anterior.
Junto con la subida de los costes, el crecimiento explosivo de las infecciones por Ómicron en Estados Unidos ha añadido otra capa de incertidumbre. La enfermedad y el mal tiempo fueron responsables de unas 20.000 cancelaciones de vuelos durante la temporada navideña.
Retraso en la recuperación
La semana pasada, Delta Air Lines (NYSE:DAL) comunicó a los inversores que la variante Ómicron, que se propaga rápidamente, retrasará la recuperación de los viajes al menos 60 días y contribuirá a las pérdidas del primer trimestre. Se prevé que los casos de coronavirus toquen techo en Estados Unidos en los próximos siete días, así que el ritmo de mejora de los viajes debería retomar su trayectoria original de diciembre en la segunda quincena de febrero, decía Delta en su presentación de resultados.
Estos riesgos llevan sometiendo a las acciones de las aerolíneas a una gran presión desde el verano pasado. Las acciones de American Airlines han caído un 29% desde que registraran máximos en junio. El martes cerró en 17,90 dólares tras caer más de un 3%.
A pesar de la incertidumbre de la pandemia y las presiones de los costes, la tendencia del tráfico aéreo en el entorno de la variante Ómicron muestra que los viajeros están mucho más dispuestos a volar ahora que el año pasado. Según los datos de la Administración de Seguridad en el Transporte, el tráfico reciente en los aeropuertos sigue a aproximadamente un 85% de los picos anteriores a la crisis del COVID registrados a finales de 2019 —no tan bien como el casi 90% registrado durante el puente de Acción de Gracias, pero mejor de lo que temían algunos inversores.
Sin embargo, estas alentadoras tendencias del tráfico aéreo no quitan que las aerolíneas han sido una pésima inversión para los inversores durante muchos años. El ETF U.S. Global Jets (NYSE:JETS) ha perdido un 23,5% en los últimos cinco años, un periodo en el que el S&P 500 se ha duplicado con creces.
E incluso aunque el tráfico nacional se recuperara el año que viene, hay pocas posibilidades de que el segmento empresarial —el más rentable para las aerolíneas— vuelva a los niveles anteriores a la crisis. La próxima etapa de crecimiento de las aerolíneas, que dependerá de la reanudación de los viajes internacionales y de negocios, sigue enfrentándose a diversas incertidumbres a medida que surgen nuevas variantes de COVID y todo tipo de empresas intentan recortar costes.
Conclusión
Las acciones de las aerolíneas no son un caso de inversión convincente. El sector se enfrenta a varios retos, como la subida de los costes del combustible, la escasez de mano de obra y la posible aparición de nuevas variantes del coronavirus. Ante estos vientos en contra, no tiene sentido tener acciones de aerolíneas cuando hay otras posibles oportunidades en el mercado.