Boeing (NYSE:BA) parece estar cayendo en un abismo sin fondo. Ayer, sus acciones se desplomaban más de un 18% ante una serie de malas noticias que confirman que la crisis financiera de la compañía aeronáutica más grande del mundo se está agravando tras la confinación en tierra el año pasado de su buque insignia, el avión 737 MAX.
La asediada empresa con sede en Chicago comunicó ayer a los empleados la suspensión inmediata de la contratación, así como la implementación de otras medidas para preservar su efectivo. Estos movimientos ocurren en un momento en que el brote del coronavirus, de rápida propagación, está reduciendo drásticamente los viajes en avión y perjudicando a las aerolíneas de todo el mundo.
La noticia hizo desplomarse las acciones del fabricante de aviones, ampliando la caída del año pasado hasta un 55%. Las acciones cerraban ayer en 189,08 dólares, su cota más baja de los últimos 30 meses. Antes de las recientes medidas de la compañía para preservar su efectivo, Boeing ya estaba subsanando los daños de los dos accidentes fatales de su 737 MAX que se cobraron 346 vidas.
"Además del trabajo de volver a poner en servicio de forma segura el 737 MAX y del impacto financiero de la suspensión de la fabricación del MAX, ahora nos enfrentamos a un colapso económico global generado por el coronavirus COVID-19", han dicho el director ejecutivo de Boeing, Dave Calhoun, y su director financiero, Greg Smith, en una nota a los empleados citada por los medios de comunicación.
El anuncio se produce en un momento en que los últimos datos de la compañía muestran que las aerolíneas podrían reducir el número de aviones 737 MAX que ya han pedido. Air Canada (TSX:AC) redujo en 11 los aviones del modelo confinado en tierra, según datos de febrero publicados el miércoles en la web de Boeing.
Los contratos de aeronaves normalmente permiten a los compradores rechazar un pedido cuando la entrega se retrasa un año o más. Eso da a las aerolíneas una ventaja para renegociar acuerdos y buscar concesiones a medida que la confinación en tierra a escala mundial del MAX alcanza su primer aniversario el viernes.
El contratiempo del coronavirus
En nuestro artículo de diciembre, observamos que lo peor para Boeing está por llegar, ya que la Industria Federal de Aviación no querrá que parezca que se apresuran con la aprobación del MAX mientras trata de recuperar la confianza de los pasajeros y los reguladores extranjeros. El contratiempo del coronavirus retrasa aún más el viaje de Boeing de vuelta a la normalidad.
Los aviones MAX se amontonan a las puertas de las fábricas de Renton, en Washington, y persiste el escrutinio regulatorio, de manera que Boeing va a tener que sufrir aún más financieramente, lo que hace más difícil que los analistas establezcan un límite para el descenso del precio de las acciones.
Según un informe del Wall Street Journal, Boeing planea retirar lo que queda del préstamo de 13.800 millones de dólares que aseguró el mes pasado para hacer frente a la contracción de efectivo a la que se está enfrentando.
Esas medidas son en respuesta a varios desafíos, incluyendo un proyecto de ley por lo que se estima que serán casi 20.000 millones de dólares en relación con la congelación de la producción del MAX y la compensación a los clientes del avión que lleva confinado en tierra desde marzo pasado.
Tras meses de preparaciones, control de daños e intensas investigaciones regulatorias, el avión MAX sigue en tierra y no hay certeza de cuándo se levantará esta prohibición a escala mundial. El director de la FAA, Steve Dickson, dijo ayer a los legisladores en Washington que la agencia no tiene una fecha límite específica para permitir que los aviones MAX vuelvan al aire. Pero está vinculando cada vez más esa decisión a reforzar la confianza del público una vez que la flota pueda volver a estar en funcionamiento.
Mientras el MAX permanezca confinado en tierra, será difícil averiguar el alcance del daño a la reputación de la compañía y sus previsiones financieras. Pero hay muchísimo en juego tanto para Boeing como para la economía estadounidense.
El 737, que entró en servicio por primera vez a finales de la década de 1960, es el modelo más vendido de la industria de la aviación y el producto más rentable de Boeing. La versión rediseñada del MAX tuvo tanto éxito que atrajo más de 5.000 pedidos por valor de más de 600.000 millones de dólares, incluyendo aviones que ya han sido entregados.
En conclusión
El brote de coronavirus ha nublado aún más las perspectivas para las acciones de Boeing, que no parecen haber tocado fondo todavía, especialmente en un entorno que está poniendo la situación financiera de todas las aerolíneas bajo una enorme tensión.
Boeing es ciertamente capaz de resolver los problemas técnicos necesarios para volver a hacer del MAX un generador de ingresos viable, pero ese proceso también está estrechamente ligado con la recuperación de la confianza pública. No creemos que esa etapa haya llegado todavía y los riesgos para las acciones de Boeing siguen siendo a la baja.